miércoles, 17 de agosto de 2016

LA REVOLUCIÓN SOCIAL DE PEDRO PABLO KUCZYNSKI - Segunda parte


REFLEXIONES SOBRE EL DISCURSO PRESIDENCIAL DEL 28 DE JULIO

Siguiendo con lo expuesto en la primera parte de este análisis sobre la denominada "Revolución Social" que el Presidente Pedro Pablo Kuczynski anunciara en su Discurso del pasado 28 de julio; en esta ocasión, previa revisión de su alocución y, asimismo, de su Plan de Gobierno[2], debo manifestar que no encuentro, entre las políticas que propone, ninguna reforma que contribuya a solucionar los problemas de fondo que existen en el país y que apunten, estratégicamente, al logro de una auténtica y necesaria revolución social.

Para demostrarlo hago un apretado análisis de los problemas y las reformas que el país requiere, basándome en los estudios que sobre la conflictividad social y la violencia política se han hecho en los últimos años, especialmente  en el periodo de mayor crisis y violencia que se dio en los 80 y parte de los 90 y, luego durante la conflictividad social y política que sigue a la expansión de la política neoliberal que, propiciada e instaurada por Fujimori en la década de los 90, continúa actualmente[3].

Este análisis resulta fundamental si acaso, como lo plantea el Presidente Kuczynski, se trata de llegar al Bicentenario de la Independencia conforme a los sueños de los libertadores, esto es, a una sociedad con “libertad e independencia del poder foráneo, para construir un país próspero bajo el imperio de la ley. Igualdad, equidad y fraternidad entre todos los peruanos.”  

II Los Problemas del Perú y las Reformas que necesita

Los Problemas:

Teniendo en cuenta las características pero sobre todo el trasfondo de la conflictividad social y la confrontación política en lo que va del presente siglo y sus antecedentes, hay por lo menos cuatro problemas fundamentales que obstaculizan el desarrollo autónomo del país y el fortalecimiento de la vía democrática que se reinstauró a comienzos de este siglo: 

1. La subsistencia del viejo conflicto heredado del colonialismo español para el cual el sometimiento de los pueblos indígenas, de lo que originalmente fue la civilización y cultura peruana, pasaba por desconocer sus derechos territoriales y su calidad humana bajo el pretexto de que eran una raza inferior. Esto se expresa hoy en la grave discriminación étnica y racial que subsiste en el país, en la falta de representación política de los pueblos indígenas, comunidades campesinas y nativas, cuyos derechos territoriales y culturales son agredidos por empresas transnacionales que, a su vez, cuentan con la complicidad y el apoyo evidente del Estado[4].

2.   El centralismo, otra herencia del dominio colonial que, a pesar del proceso de descentralización iniciado el año 2002 y del rechazo a este mecanismo fortalecido por Fujimori en la década de los 90, mantiene la concentración del poder económico y político en la capital sin otorgar a los gobiernos regionales la autonomía fiscal y las competencias constitucionales que requieren para desarrollar sus territorios. Esta situación, como antaño,  favorece el mejor control y dominio del interior del país y relaciones de dependencia con el  Gobierno central que obstaculizan las iniciativas de desarrollo regional y desde de un régimen democrático en el que las decisiones políticas sobre el desarrollo alcancen también a las poblaciones del interior del país[5].  

3.    El deterioro de la democracia y el Estado de Derecho por el modo en que, tras más de 20 años de políticas neoliberales, el poder del Estado ha cedido ante el poder y la hegemonía que tienen las transnacionales en el crecimiento económico del país. Los gobiernos, en este sentido ya no sirven al soberano, al pueblo, sino que sus decisiones están sujetas a los intereses económicos que dominan nuestra economía antes que, trabajar conforme a la Constitución en la protección de los derechos humanos, nuestra biodiversidad y, desde luego, en la protección de los derechos de los pueblos indígenas que constituyen base de la nacionalidad y de la pluralidad cultural del país[6].

     4.        Asociado a todo lo anterior hay dos fenómenos que, dentro del crecimiento de la informalidad             deben ser diferenciados:

a) el aumento de la economía producto del narcotráfico, su introducción en los mecanismos de control del Estado y la aparición y crecimiento de formas de criminalidad que han generado un ambiente importante de inseguridad pública y,
b) la extensión de la informalidad urbana y rural tras la cual existen formas de explotación laboral – esclavas y para esclavas según Anibal Quijano[7]-, dentro del comercio, la minería, el transporte, etc., todas ellas incompatibles con la modernidad y los derechos fundamentales.

Las Reformas que el Perú Necesita:

Dentro de ese  panorama, en efecto lo que el Perú requiere es una “revolución social” y de reformas que resultan inaplazables para que se cumplan los sueños libertarios de la independencia. Así: 

Primero, habría que advertir la necesidad de establecer algunos cambios fundamentales en la Constitución, entre ellos, que el pluralismo cultural del país se refleje en el derecho de representación política de los pueblos indígenas de modo que puedan participar desde las máximas instancias de poder en las decisiones que afecten sus derechos fundamentales.

Otra modificación constitucional, frente al hipercentralismo, es proporcionar a los Gobiernos Regionales la “autonomía económica y presupuestal” que requieren para orientar el gasto hacia sus prioridades de desarrollo estableciendo claramente las competencias que debieran corresponderles para cumplir democráticamente con aquellas reformas que debe emprender en su jurisdicción.

No menos importante es, frente al poder político y económico, establecer constitucionalmente las garantías (prohibiciones y sanciones severas) que impidan a los funcionarios públicos o privados, cualquiera sea su nivel, que propicien o permitan la agresión de los derechos fundamentales, la afectación del medio ambiente y, la omnipotencia del poder económico sobre el político. Todo con el objeto de restablecer la primacía de la Constitución, regular el poder económico y recuperar la igual importancia de los derechos sociales y culturales frente a los derechos individuales.      

Segundo, cambiar la concepción exógena del desarrollo que privilegia los intereses que están fuera de la sociedad peruana por una visión endógena, autocentrada[8], que tome en cuenta nuestras potencialidades y debilidades ampliamente estudiadas y reconocidas. Bajo esta perspectiva debiera considerarse prioritariamente la necesidad de retomar el proceso de reforma agraria truncado en la década del 70 privilegiando a las poblaciones de la región andina y de la selva cuya economía familiar y comunal, potenciada técnica y financieramente, puede devenir, con el mejor aprovechamiento de la riqueza de sus territorios en materia agrícola, forestal, piscícola etc., y del saber de las culturas indígenas, en la recuperación para el Perú actual, de las bases de una civilización que intentó ser destruida por el colonialismo español y de cuyo progreso depende la unidad del país y, entre otras cuestiones, la estratégica seguridad alimentaria. 

Dentro de ese y otros cambios, con una visión exógena del desarrollo, es fundamental un proceso de innovación tecnológica que considere su aporte no sólo a un potencial mercado de bienes y servicios, sino también a aquellas cuestiones que van en función de la mejora del capital humano al que, en nuestro caso, se suma la especial riqueza cultural. Este proceso implica, a su vez, una reforma de la educación que resuelva la extraordinaria debilidad que tenemos en nuestra clase dirigente, esto es, la ausencia de una “masa crítica” de científicos y técnicos que contribuyan al aprovechamiento sostenible de nuestras riquezas, dándoles el mayor valor agregado posible, pero además, dentro del campo de las humanidades y la cultura en general, desarrollar todos aquellos mecanismos que permitan cumplir con el sueño de una nación unida en la diversidad.

Tercero, Estas reformas tienden a cambiar un modelo de desarrollo que, inspirado en intereses ajenos a nuestra realidad, no ha permitido, entre otras cuestiones, resolver los problemas de empleo y, de modo especial, la manera en que una parte importante de la población es empujados hacia la informalidad, a la sobre-explotación, cuando no a actividades relacionadas con la criminalidad como ocurre masivamente con el fenómeno del narcotráfico, la explotación minera ilegal, etc.

Pues bien, hasta ahora las medidas represivas no han dado resultado. El Perú ha pasado a ser principal exportador de droga (cocaina) y ha habido un aumento y extensión extraordinaria de la minería ilegal, cuestiones que no solo malogran el medio ambiente sino que propician formas de trabajo inhumanas, junto con el progreso de bandas u organizaciones criminales.

Ante ello, creo solo quedan dos alternativas que se complementan a) legalizar en parte la producción de coca con fines de salud y b) subsidiar producción alternativa que compita en rentabilidad con la producción de coca. Por supuesto sin que ello implique abandonar la persecución de quienes tras estas actividades han dado forma a actividades de alta criminalidad.     
      
La revolución social de Kuczynski: ¿Ironía Política?

Y al respecto ¿qué reformas importantes ha planteado el Presidente Kuczynski al país con miras a la celebración del bicentenario de la independencia nacional el año 2021? Oficialmente lo que ha ofrecido en su discurso del 28 de Julio, consistente con su Plan de Gobierno, es lo que transcribo literalmente a continuación:  

1.   Llevar agua y desagüe a todos los peruanos.
2.   Prestar un servicio de educación pública de calidad, que abra el mundo a millones de jóvenes.
3.    Prestar un servicio de salud pública sensible al enfermo, oportuno y eficaz.
4.    Formalizar el país, hasta el máximo posible.
5.    Construir infraestructura para el desarrollo, que con tanta urgencia necesitamos.
6.   Liberar a nuestra Patria de la corrupción, de la discriminación, de la inseguridad, del delito, luchando con toda transparencia contra estos flagelos históricos.

Pues bien aquí no se plantea ninguna reforma que conduzca a cambiar de modo radical las condiciones de dependencia que tenemos con las transnacionales y mucho menos los mecanismos de dominación que están presentes en el hipercentralismo actual, la discriminación política, racial y étnica de los pueblos originarios, comunidades de la sierra y la selva que ocupan esos territorios principalmente y nuevas y oprobiosas formas de explotación que se dan dentro de la compleja informalidad a lo que se suma la criminalidad y la corrupción en niveles extremos por parte del narcotráfico.

No desconozco la importancia de un programa de agua y desagüe que se extienda a una mayor parte de población, eso es un requerimiento importante para mejorar las condiciones de vida de la población más pobre. Tampoco deja de ser importante mantener o desarrollar una política educativa que mejore el rendimiento escolar y ojalá la calidad de los estudios universitarios.

Desde luego la inversión en infraestructura con el correlato de generar fuentes de empleo o el mayor apoyo a la agricultura de exportación, son todas ellas políticas que pueden mejorar la situación del país, pero que en ningún caso, constituyen reformas, cambios fundamentales en el statu quo, en las relaciones de poder, etc. que nos permitan alcanzar los sueños libertarios de independencia nacional, de justicia y de equidad social, de paz y desarrollo humano.

En todo caso, la “revolución social” planteada por el Presidente Kuczynski parece ser parte de un estilo de ironía política que, como señala un reconocido periodista, es una manera de decir lo que no va a hacer[9] y en tal caso no podemos esperar sino algo más o algo mejor de lo mismo, “el mal menor que la mayoría elegimos frente al autoritarismo o la dictadura”.    







[2] PPK Peruanos por el Kambio. 2016. Plan de Gobierno 2016-2021 .Lima. Consulta: 1 de agosto de 2016. <ppk.pe/documentos/plandegobierno.pdf>
[3] Véase en este mismo Blog: CAFFERATA, Alfredo. 2014. “Política Minera, Derechos Humanos y Democracia”. 7 de mayo de 2014 y su otro trabajo del año 2016, “Aprender la Audacia de Soñar lo Posible: A propósito de la obra de Roland Forgues”. 16 de mayo de 2016. Cátedra Libre de Sociología, Política y Derecho. Consulta: 1 de Agosto de 2016. <http://catedralibredesociologia.blogspot.pe/>. 
[4] En este aspecto son especialmente importantes los aportes que sobre la violencia política de la década de los 80 hicieron Alberto Flores Galindo, Nelson Manrique y Carlos I. Degregori en entrevistas que concedieron a comienzos de los 90 a Roland Forgues. Óp. Cit. Págs. 11-16.
 [5] Aquí se recoge el análisis y la propuesta vigente de: PLANAS, Pedro. 2001. Manual del Buen Centralista. Empresa Editora Nuevo Norte. Trujillo. 
[6] Sobre este fenómeno que no se da solo en el Perú, véase: CAFFERATA, Alfredo. Loc.cit. y de: FERRAJOLI, Luigi. 2014. La Democracia a través de los Derechos. El Constitucionalismo Garantista como modelo teórico y como proyecto político. Edit. Trotta. Madrid.
[7] FORGUES, Roland. 1993. El Tiempo de la Agonía.  Entrevista 1992 a Aníbal Quijano. En: FORGUES, Roland. Perú: Entre el Desafío de la Violencia y el Sueño de lo Posible. Lima. Edit. Minerva. Págs. 287-307. 
[8] Sobre estas concepciones sobre el desarrollo desde el punto de vista de la economía véase: Óp. Cit.  Un Desarrollo Autocentrado. Entrevista el año 1992 a Oscar Ugarteche . Págs. 347-358. 
[9] LAUER, Mirko. “Problemas de la Ironía”. Diario La República. Lima, 10 de Agosto. Pág. 4

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