REFLEXIONES
SOBRE EL DISCURSO PRESIDENCIAL DEL 28 DE JULIO
Siguiendo con lo expuesto en la
primera parte de este análisis sobre la denominada "Revolución
Social" que el Presidente Pedro Pablo Kuczynski anunciara en su Discurso
del pasado 28 de julio; en esta ocasión, previa revisión de su alocución y,
asimismo, de su Plan de Gobierno[2],
debo manifestar que no encuentro, entre las políticas que propone, ninguna
reforma que contribuya a solucionar los problemas de fondo que existen en el
país y que apunten, estratégicamente, al logro de una auténtica y necesaria revolución
social.
Para demostrarlo hago un apretado
análisis de los problemas y las reformas que el país requiere, basándome en los
estudios que sobre la conflictividad social y la violencia política se han hecho
en los últimos años, especialmente en el
periodo de mayor crisis y violencia que se dio en los 80 y parte de los 90 y,
luego durante la conflictividad social y política que sigue a la expansión de
la política neoliberal que, propiciada e instaurada por Fujimori en la década
de los 90, continúa actualmente[3].
Este análisis resulta fundamental si
acaso, como lo plantea el Presidente Kuczynski, se trata de llegar al
Bicentenario de la Independencia conforme a los sueños de los libertadores,
esto es, a una sociedad con “libertad e independencia del poder foráneo, para
construir un país próspero bajo el imperio de la ley. Igualdad, equidad y
fraternidad entre todos los peruanos.”
II Los
Problemas del Perú y las Reformas que necesita
Los Problemas:
Teniendo en cuenta las características
pero sobre todo el trasfondo de la conflictividad social y la confrontación
política en lo que va del presente siglo y sus antecedentes, hay por lo menos cuatro
problemas fundamentales que obstaculizan el desarrollo autónomo del país y el
fortalecimiento de la vía democrática que se reinstauró a comienzos de este
siglo:
1. La
subsistencia del viejo conflicto heredado del colonialismo español para el cual
el sometimiento de los pueblos indígenas, de lo que originalmente fue la
civilización y cultura peruana, pasaba por desconocer sus derechos
territoriales y su calidad humana bajo el pretexto de que eran una raza
inferior. Esto se expresa hoy en la grave discriminación étnica y racial que
subsiste en el país, en la falta de representación política de los pueblos
indígenas, comunidades campesinas y nativas, cuyos derechos territoriales y
culturales son agredidos por empresas transnacionales que, a su vez, cuentan con
la complicidad y el apoyo evidente del Estado[4].
2. El
centralismo, otra herencia del dominio colonial que, a pesar del proceso de
descentralización iniciado el año 2002 y del rechazo a este mecanismo fortalecido
por Fujimori en la década de los 90, mantiene la concentración del poder
económico y político en la capital sin otorgar a los gobiernos regionales la
autonomía fiscal y las competencias constitucionales que requieren para
desarrollar sus territorios.
Esta situación, como antaño, favorece el
mejor control y dominio del interior del país y relaciones de dependencia con
el Gobierno central que obstaculizan las
iniciativas de desarrollo regional y desde de un régimen democrático en el que
las decisiones políticas sobre el desarrollo alcancen también a las poblaciones
del interior del país[5].
3.
El deterioro de la democracia y el Estado de Derecho por
el modo en que, tras más de 20 años de políticas neoliberales, el poder del Estado
ha cedido ante el poder y la hegemonía que tienen las transnacionales en el
crecimiento económico del país. Los gobiernos, en este sentido ya no sirven al
soberano, al pueblo, sino que sus decisiones están sujetas a los intereses
económicos que dominan nuestra economía antes que, trabajar conforme a la
Constitución en la protección de los derechos humanos, nuestra biodiversidad y,
desde luego, en la protección de los derechos de los pueblos indígenas que constituyen
base de la nacionalidad y de la pluralidad cultural del país[6].
4. Asociado a
todo lo anterior hay dos fenómenos que, dentro del crecimiento de la
informalidad deben ser diferenciados:
a) el aumento
de la economía producto del narcotráfico, su introducción en los mecanismos de
control del Estado y la aparición y crecimiento de formas de criminalidad que
han generado un ambiente importante de inseguridad pública y,
b) la
extensión de la informalidad urbana y rural tras la cual existen formas de
explotación laboral – esclavas y para esclavas según Anibal Quijano[7]-,
dentro del comercio, la minería, el transporte, etc., todas ellas incompatibles
con la modernidad y los derechos fundamentales.
Las Reformas que el Perú Necesita:
Dentro de ese panorama, en efecto lo que el Perú requiere
es una “revolución social” y de reformas que resultan inaplazables
para que se cumplan los sueños libertarios de la independencia. Así:
Primero, habría que advertir la
necesidad de establecer algunos cambios fundamentales en la Constitución, entre
ellos, que el pluralismo cultural del país se refleje en el derecho de
representación política de los pueblos indígenas de modo que puedan
participar desde las máximas instancias de poder en las decisiones que afecten
sus derechos fundamentales.
Otra modificación constitucional, frente al hipercentralismo, es proporcionar a los Gobiernos Regionales la “autonomía económica y
presupuestal” que requieren para orientar el gasto hacia sus prioridades de
desarrollo estableciendo claramente las competencias que debieran
corresponderles para cumplir democráticamente con aquellas reformas que debe
emprender en su jurisdicción.
No menos importante es, frente al
poder político y económico, establecer constitucionalmente las garantías
(prohibiciones y sanciones severas) que impidan a los funcionarios públicos o
privados, cualquiera sea su nivel, que propicien o permitan la agresión de
los derechos fundamentales, la afectación del medio ambiente y, la omnipotencia
del poder económico sobre el político. Todo con el objeto de restablecer la
primacía de la Constitución, regular el poder económico y recuperar la igual
importancia de los derechos sociales y culturales frente a los derechos individuales.
Segundo, cambiar la concepción
exógena del desarrollo que privilegia los intereses que están fuera de la
sociedad peruana por una visión endógena, autocentrada[8],
que tome en cuenta nuestras potencialidades y debilidades ampliamente
estudiadas y reconocidas. Bajo esta perspectiva debiera considerarse
prioritariamente la necesidad de retomar el proceso de reforma agraria truncado
en la década del 70 privilegiando a las poblaciones de la región andina y de la
selva cuya economía familiar y comunal, potenciada técnica y financieramente,
puede devenir, con el mejor aprovechamiento de la riqueza de sus territorios en
materia agrícola, forestal, piscícola etc., y del saber de las culturas
indígenas, en la recuperación para el Perú actual, de las bases de una
civilización que intentó ser destruida por el colonialismo español y de cuyo
progreso depende la unidad del país y, entre otras cuestiones, la estratégica seguridad alimentaria.
Dentro de ese y otros cambios, con una visión
exógena del desarrollo, es fundamental un proceso de innovación tecnológica que
considere su aporte no sólo a un potencial mercado de bienes y servicios, sino
también a aquellas cuestiones que van en función de la mejora del capital
humano al que, en nuestro caso, se suma la especial riqueza cultural. Este
proceso implica, a su vez, una reforma de la educación que resuelva la
extraordinaria debilidad que tenemos en nuestra clase dirigente, esto es, la
ausencia de una “masa crítica” de científicos y técnicos que contribuyan al
aprovechamiento sostenible de nuestras riquezas, dándoles el mayor valor
agregado posible, pero además, dentro del campo de las humanidades y la cultura
en general, desarrollar todos aquellos mecanismos que permitan cumplir con el
sueño de una nación unida en la diversidad.
Tercero, Estas reformas tienden a
cambiar un modelo de desarrollo que, inspirado en intereses ajenos a nuestra
realidad, no ha permitido, entre otras cuestiones, resolver los problemas de
empleo y, de modo especial, la manera en que una parte importante de la población es empujados hacia la
informalidad, a la sobre-explotación, cuando no a actividades relacionadas con
la criminalidad como ocurre masivamente con el fenómeno del narcotráfico, la
explotación minera ilegal, etc.
Pues bien, hasta ahora las medidas
represivas no han dado resultado. El Perú ha pasado a ser principal
exportador de droga (cocaina) y ha habido un aumento y extensión
extraordinaria de la minería ilegal, cuestiones que no solo malogran el
medio ambiente sino que propician formas de trabajo inhumanas, junto con el
progreso de bandas u organizaciones criminales.
Ante ello, creo solo quedan dos
alternativas que se complementan a) legalizar en parte la producción de coca
con fines de salud y b) subsidiar producción alternativa que compita en
rentabilidad con la producción de coca. Por supuesto sin que ello implique abandonar
la persecución de quienes tras estas actividades han dado forma a actividades
de alta criminalidad.
La
revolución social de Kuczynski: ¿Ironía Política?
Y al respecto ¿qué reformas
importantes ha planteado el Presidente Kuczynski al país con miras a la
celebración del bicentenario de la independencia nacional el año 2021? Oficialmente
lo que ha ofrecido en su discurso del 28 de Julio, consistente con su Plan de
Gobierno, es lo que transcribo literalmente a continuación:
1. Llevar
agua y desagüe a todos los peruanos.
2. Prestar
un servicio de educación pública de calidad, que abra el mundo a millones de
jóvenes.
3. Prestar
un servicio de salud pública sensible al enfermo, oportuno y eficaz.
4. Formalizar
el país, hasta el máximo posible.
5. Construir
infraestructura para el desarrollo, que con tanta urgencia necesitamos.
6. Liberar
a nuestra Patria de la corrupción, de la discriminación, de la inseguridad, del
delito, luchando con toda transparencia contra estos flagelos históricos.
Pues bien aquí no se plantea ninguna
reforma que conduzca a cambiar de modo radical las condiciones de dependencia que
tenemos con las transnacionales y mucho menos los mecanismos de dominación que
están presentes en el hipercentralismo actual, la discriminación política, racial
y étnica de los pueblos originarios, comunidades de la sierra y la selva que
ocupan esos territorios principalmente y nuevas y oprobiosas formas de
explotación que se dan dentro de la compleja informalidad a lo que se suma la
criminalidad y la corrupción en niveles extremos por parte del narcotráfico.
No desconozco la importancia de un
programa de agua y desagüe que se extienda a una mayor parte de población, eso
es un requerimiento importante para mejorar las condiciones de vida de la
población más pobre. Tampoco deja de ser importante mantener o desarrollar una política
educativa que mejore el rendimiento escolar y ojalá la calidad de los estudios
universitarios.
Desde luego la inversión en infraestructura con el correlato de
generar fuentes de empleo o el mayor apoyo a la agricultura de exportación, son
todas ellas políticas que pueden mejorar la situación del país, pero que en
ningún caso, constituyen reformas, cambios fundamentales en el statu quo, en
las relaciones de poder, etc. que nos permitan alcanzar los sueños libertarios
de independencia nacional, de justicia y de equidad social, de paz y desarrollo
humano.
En todo caso, la “revolución social”
planteada por el Presidente Kuczynski parece ser parte de un estilo de ironía
política que, como señala un reconocido periodista, es una manera de decir lo
que no va a hacer[9]
y en tal caso no podemos esperar sino algo más o algo mejor de lo mismo, “el
mal menor que la mayoría elegimos frente al autoritarismo o la dictadura”.
[2]
PPK Peruanos por el Kambio. 2016. Plan de
Gobierno 2016-2021 .Lima. Consulta: 1 de agosto de 2016.
<ppk.pe/documentos/plandegobierno.pdf>
[3]
Véase en este mismo Blog: CAFFERATA, Alfredo. 2014. “Política Minera, Derechos
Humanos y Democracia”. 7 de mayo de 2014 y su otro trabajo del año 2016, “Aprender
la Audacia de Soñar lo Posible: A propósito de la obra de Roland Forgues”. 16
de mayo de 2016. Cátedra Libre de
Sociología, Política y Derecho. Consulta: 1 de Agosto de 2016. <http://catedralibredesociologia.blogspot.pe/>.
[4]
En este aspecto son especialmente importantes los aportes que sobre la violencia
política de la década de los 80 hicieron Alberto Flores Galindo, Nelson
Manrique y Carlos I. Degregori en entrevistas que concedieron a comienzos de
los 90 a Roland Forgues. Óp. Cit. Págs. 11-16.
[5]
Aquí se recoge el análisis y la propuesta vigente de: PLANAS, Pedro. 2001. Manual del Buen Centralista. Empresa
Editora Nuevo Norte. Trujillo.
[6]
Sobre este fenómeno que no se da solo en el Perú, véase: CAFFERATA, Alfredo. Loc.cit.
y de: FERRAJOLI, Luigi. 2014. La
Democracia a través de los Derechos. El Constitucionalismo Garantista como
modelo teórico y como proyecto político. Edit. Trotta. Madrid.
[7]
FORGUES, Roland. 1993. El Tiempo de la
Agonía. Entrevista 1992 a Aníbal
Quijano. En: FORGUES, Roland. Perú: Entre
el Desafío de la Violencia y el Sueño de lo Posible. Lima. Edit. Minerva. Págs. 287-307.
[8]
Sobre estas concepciones sobre el desarrollo desde el punto de vista de la
economía véase: Óp. Cit. Un Desarrollo Autocentrado. Entrevista
el año 1992 a Oscar Ugarteche . Págs. 347-358.
[9]
LAUER, Mirko. “Problemas de la Ironía”. Diario La República. Lima, 10 de
Agosto. Pág. 4