viernes, 3 de marzo de 2017

REFLEXIONES SOBRE “PERÚ, Entre el Desafío de la Violencia y el Sueño de lo posible” (1)

En este Perú de la Sierra
de la costa y de la selva
he visto la violencia y la rabia
milenarias de los pueblos oprimidos
pero también la fraternidad y el amor
de los pueblos que quieren vivir libres.
Más allá de toda razón,
tengo fe en su futuro.
Roland FORGUES

I La Audacia de Aprender a Soñar lo Posible

En los primeros meses del año 1992, antes del autogolpe que propició la dictadura del entonces Presidente Alberto Fujimori, Roland Forgues, reconocido Peruanista[1], impactado por la violencia política y la crisis que vivió el Perú durante la década del 80 y parte de la del 90, realizó una serie de entrevistas a destacados protagonistas o actores sociales y políticos que, desde diferentes puntos de vista, podían dar cuenta de los antecedentes de ese grave episodio de nuestra historia, de la forma en que se desarrolló, y el modo como veían, a partir de sus perspectivas, el futuro del  Perú.

Este trabajo, publicado un año después de las entrevistas (1993), bajo el título de  “Perú, Entre el Desafío de la Violencia y el Sueño de lo Posible”; tuvo el  propósito expreso de encontrar,  frente a la “ineficacia del ultra liberalismo en el mundo occidental” y la debacle del socialismo entre 1989 y 1992,  una respuesta que de algún modo resolviera las interrogantes que surgían de esta angustiante situación: “¿Qué nos queda de las grandes utopías? ¿Dónde están los referentes ideológicos como el liberalismo y el socialismo que desde el siglo XIX determinaron nuestros proyectos de porvenir, nuestras propuestas de cambio y que guiaron nuestra actuación y nuestra conducta?”[2].

Ciertamente la tarea no era fácil, no solo porque se realizaba en medio de la crisis y la violencia en un país cuya historia siempre ha sorprendido por sus particularidades y complejidad, sino también porque el investigador, teniendo su propio punto de vista, debía tratar de comprender la realidad peruana a través del discurso o las reflexiones de  sus muy diversos interlocutores; desde un Presidente de la República como Alberto Fujimori, pasando por representantes de la “nueva izquierda”[3] o de la derecha tradicional representada por Lourdes Flores, dirigente del Partido Popular Cristiano, del ex Presidente Belaúnde Terry, de periodistas como Gustavo Gorriti, dirigentes históricos del Apra como Javier Valle Riestra, de mujeres como Beatriz Guardia Mayorga, María Rostorowski, académicos y políticos de distinta orientación como Enrique Bernales, Carlos I. Degregori, Aníbal Quijano, Henry Pease, etc.

Felizmente, la visión comprensivista de la que parte Roland Forgues para acercarse a la realidad social y humana del país, su conocimiento previo de nuestra realidad en sus diversas facetas, su buen manejo del método interpretativo o la hermenéutica que ya se muestra en su tesis doctoral sobre Arguedas, le permitieron avanzar y resolver las dificultades del complejo problema que se había planteado como propósito de su estudio[4].

Tan importante como lo expuesto es que el punto de partida de la interpretación de la diversidad de  discursos que nos presenta a partir de sus entrevistas, fue el progreso del pensamiento socio político que sobre la realidad peruana y su futuro se había registrado a la luz de las obras de Manuel Gonzales Prada, José Carlos Mariátegui y José María Arguedas sin descontar y, más bien poniendo de relieve el trabajo promisorio que, desde una mirada socialista renovada, ya había iniciado Alberto Flores Galindo[5].

Sin duda este esfuerzo por destacar los discursos previos sobre la historia del país y sobre esta etapa crítica no escapó a la necesidad de motivar a los peruanos, cuyo destino “les pertenece”, para que reflexionen sobre los retos que nos plantea aún hoy esa crisis, la crisis del “ultra liberalismo” y, sobre todo, la violencia política, que puso en juego la viabilidad política, social y cultural del Perú, sin que ello signifique restar importancia a la necesaria  “solidaridad continental” y del resto del mundo para vencer los problemas de “un país escindido, maltratado durante siglos por el colonialismo y el imperialismo y cuya situación se ve agravada aún más por el mal endémico de la pobreza y de la violencia,…”[6]

Pues bien, habiendo estudiado y reflexionado por cerca de un año, aunque de modo intermitente, sobre la citada obra de Roland Forgues, inicio aquí la exposición de los resultados a los que he venido llegando luego de entrar a la interpretación de la diversidad o pluralidad de discursos a los que ya he hecho referencia. Para este efecto he partido de lo que ya había adelantado Alberto Flores Galindo sobre los alcances de la crisis y los factores que condujeron a la violencia política en la década de los años 80[7].

Pero, además, siendo consecuente con el propósito del libro, encontrar una respuesta a la crisis de las grandes utopías y en especial al derrumbe del “socialismo realmente existente”[8], esto no puede hacerse sin tomar en cuenta lo que significa hoy el neoliberalismo implantado principalmente durante el Gobierno y la dictadura del ex Presidente Alberto Fujimori (1990-2000), las cuestiones que condujeron a la desaparición de la “nueva izquierda” a fines de 1980,  así como tampoco la conducta que hoy nos ofrece la supuesta recuperación política de esta posición  –nuevamente dividida- en el Frente Amplio.

Esto último, la crítica de la izquierda de hoy es inevitable pues, a pesar de que los diferentes interlocutores de  la “nueva izquierda” que en ese entonces (1992, año de las entrevistas) reconocen los graves errores que cometieron en la construcción de una opción socialista, no llegaron a plantear, antes ni después de su disolución como “Izquierda Unida”, una nueva alternativa teórica, política, frente a los problemas del neoliberalismo implantado brutalmente desde los 90 y el fracaso o derrumbe de los regímenes socialistas en el mundo.

La izquierda de hoy representada en el “Frente Amplio” –ya dividido- aunque tratan de evitar los graves errores que cometió la “nueva izquierda” en la construcción de una alternativa socialista, muestran un discurso en el cual aún no se superan las concepciones que son parte del fracasado discurso de lo que fue la izquierda surgida en la década del 60. Es así, que en el tratamiento de regímenes autoritarios o abiertamente dictatoriales como el de Venezuela, tienden a legitimarlos bajo el supuesto que son parte de la corriente “progresista” (socialismo del siglo XXI) que ha tocado varios regímenes surgidos democráticamente como en los casos de Bolivia, Ecuador, Brasil, etc.[9]

Esta forma “débil” de tratar a regímenes autoritarios o de dictadura tiene su contraparte en un concepto igualmente blando de la democracia que se reduce a su aspecto formal o  procedimental –no se puede afirmar la existencia de una dictadura allí donde los regímenes son elegidos democráticamente-,  cuestión que a mi juicio contribuye a repetir en un nuevo escenario, un viejo y grave error de la izquierda, el uso “instrumental” de los espacios democráticos, su apartamiento del movimiento popular y su derrota como opción política[10].      

En este sentido, recobra especial vigencia lo expresado por Alberto Flores Galindo a propósito de la necesidad de repensar y darle nuevo contenido al socialismo en el Perú. En la “Carta a sus amigos”, publicada por Roland Forgues, sostiene que frente a la caída del socialismo real y a la “degradación y destrucción a la que nos condena el capitalismo”, “siguen vigentes los ideales que originaron al socialismo: la justicia, la libertad, los hombres” y en ese sentido, aquí, en nuestro país:

[…] como proyecto y realización podría seguir teniendo futuro si somos capaces de volverlo a pensar, de imaginar otros contenidos. Esto no es la moda. Es ir contra la corriente.

El socialismo en el Perú  es un difícil encuentro entre el pasado y el futuro. Es necesario redescubrir las tradiciones más  lejanas, pero para encontrarlas hay que pensar desde el futuro. No repetirlas. Al contrario. Encontrar nuevos caminos. Perder el temor al futuro. Renovar el estilo de pensar y actuar. Lo que resulta quizá imposible sin una ruptura con esos izquierdistas excesivamente ansiosos de poder, apenas interesados en lo que realmente sucede (los subrayados son míos)[11].

De hecho, repensar el socialismo bajo las premisas planteadas por Forgues y Flores Galindo puede ser calificado como un gesto audaz, pero creo que vale la pena.   El valioso material que nos entrega Roland Forgues en “Perú, Entre el Desafío de la Violencia y el Suelo de lo Posible, allí donde como él lo afirma, sus interlocutores “hablan por el Perú y su futuro” podemos encontrar “las claves” que nos ayuden a comprender esta parte crítica de nuestra historia reciente y, a su vez, encontrar posiblemente en una “democracia renovada, plena y auténtica” la respuesta que buscamos frente a la ineficacia o el fracaso de las utopías que han ocupado gran parte de nuestras vidas en el último siglo.

Así, esta introducción es el punto de partida de otras entregas que haré en este blog interpretando o reinterpretando los discursos contenidos en el citado libro de Roland Forgues tratando de encontrar una respuesta a la angustiosa situación que nos presenta del Perú y ante la cual no nos queda otra salida que, como él afirma – citando a la poetisa peruana Sonia Luz Carrillo-,  APRENDER LA AUDACIA DE SOÑAR LO POSIBLE[12].





  




[1] Véase: CAFFERATA, Alfredo. 2015. “Hacia el Sueño de lo Posible: El peruanismo de Roland Forgues”.  Cátedra Libre de Sociología, Política y Derecho. Consulta: 18/02/2017.  http://catedralibredesociologia.blogspot.pe/2015/05/hacia-el-sueno-de-lo-posible-el.html
[2] FORGUES, Roland. 1993. “El Desafío de la Violencia”. En: Perú, Entre el Desafío de la Violencia y el Sueño de lo Posible. Lima. Edit. Minerva. Págs. 9-14
[3]Se denomina “nueva izquierda” a los partidos que desde el año 1965 se apartan del reformismo representado por el Partido Comunista alineado con Rusia en la confrontación Chino-Soviética y otros que como el Apra Rebelde, luego denominado MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria), salieron del Apra por el giro que este Partido dio políticamente para formar el Gobierno de la Convivencia entre 1956 y 1962. Véase al respecto: FLORES, Alberto. 1988. “La Nueva Izquierda: Sin Faros ni Mapas”. EN: FLORES, Alberto. 1988. Tiempo de Plagas. Lima. Ediciones El Caballo Rojo. Págs. 136-144. 
[4] Sobre la visión comprensivista y  el método interpretativo, véase: PARDO, Rubén. 2012. “El Desafío de las Ciencias Sociales: desde el naturalismo a la hermenéutica”. En: PALMA. Héctor y PARDO, Rubén. 2012. Epistemología de las Ciencias Sociales. Perspectivas y Problemas de las representaciones científicas de lo social. Buenos Aires. Edit. Biblos. Págs. 103-126. Respecto del buen manejo de la visión y método interpretativo por parte de Roland FORGUES, véase: 1989. José María Arguedas. Del pensamiento Dialéctico al Pensamiento Trágico. Historia de una Utopía. Lima. Edit. Horizonte.   
[5] Forgues no solo sostiene la particular vigencia de las reflexiones que había hecho Flores Galindo sobre las “grandes utopías” y la realidad peruana, sino también la forma crítica en que emplaza el modo en que se separaba “política y ética, cultura y moral”. Por ello, no duda en ubicar en el epílogo de su trabajo y bajo el título de “El Sueño de lo Posible” la Carta que este, ante de su muerte, dirige a sus amigos en Agosto de 1989 invitándolos a repensar y darle un nuevo contenido a los ideales socialistas de “la justicia, la libertad, los hombres” frente a “la degradación y destrucción a la que nos condena el capitalismo”. FORGUES, Roland. Óp.cit. Págs. 9 y 371.  
[6] Ídem. Pág. 9.
[7] FLORES, Alberto.1988. Tiempo de Plagas. Lima. Ediciones El Caballo Rojo. 
[8] Agnes Heller, una de las mayores representantes de la Escuela de Budapest, quienes iniciaron tempranamente la crítica sistemática de los regímenes que representaban el socialismo en el mundo, sostenía que el “socialismo realmente existente” como expresión es “errónea y conducente a error” al referirse al “sistema de poder de las sociedades de la unión soviética y de los países del este de Europa” pues el o los ideales socialistas no son compatibles con un poder dictatorial, totalitario, que suprime el derecho a la libertad, un aspecto fundamental de las aspiraciones del socialismo. En todo caso, los regímenes “socialistas”, si bien es cierto son anticapitalistas, al mismo tiempo son antisocialistas habiendo dado lugar a una “forma económico social” no prevista dentro del evolucionismo marxista. Véase: LÓPEZ, José Ignacio. 1989.”El Socialismo como radicalización de la democracia”. Entrevista realizada por José Ignacio López Soria a Agnes Heller publicada originalmente en Socialismo y Participación N° 20, Lima 1982. En: IBÁÑEZ, Alfonso. Agnes Heller: La satisfacción de las Necesidades Radicales. Lima. Instituto de Apoyo Agrario/SUR, Casa de Estudios del Socialismo. Pp. 91-101. Para una mayor comprensión de lo planteado por Agnes Heller recomiendo revisar el estudio que, en el citado libro, hace Alfonso Ibáñez sobre el modo en que la mencionada estudiosa lleva a cabo la relectura del marxismo.  
[9] Véase al respecto la serie de artículos sobre los “gobiernos progresistas en América Latina” en: PAJUELO, Ramón (Director). 2016. Tema Central: “Más allá de los Gobiernos Progresistas en América Latina”. Ojo Zurdo. Lima. Año1, N°2. Pp. 5-29 
[10] Sobre el uso instrumentalista de la Democracia, véase: DIEZ CANSECO, Javier. 2011. “Exorcizando Izquierda Unida”. En: ADRIANZÉN, Alberto (Editor). Apogeo y crisis de la izquierda peruana. Hablan sus protagonistas. Lima. IDEA Internacional/Universidad Antonio Ruiz de Montoya. Pp. 97-200.
[11] FLORES, Alberto. 1989. Carta Abierta a su Amigos. En: Ídem. Pág. 371
[12] Parte del Poema “Balance a Tiempo” reproducido por Roland Forgues en la página inicial del libro objeto de este estudio. 

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