miércoles, 20 de diciembre de 2017

LA DECLARACIÓN DE VACANCIA DEL PRESIDENTE KUCZYNSKI: LA LUCHA ENTRE LA DICTADURA Y LA DEMOCRACIA.

En estos días, el jueves 21 para ser precisos, debe decidirse en el Congreso de la República la vacancia del cargo de Pedro Pablo Kuczynski en la Presidencia de la República. Lo más probable, hasta ahora, es que esta iniciativa impulsada por el Fujimorismo (Fuerza Popular) y el APRA, secundados por el Frente Amplio y el posible apoyo de otros parlamentarios, logre en efecto, vacar del cargo de Presidente de la República bajo la perspectiva de que ello conduzca a la caída del Gobierno y la realización, lo más pronto posible, de un proceso electoral hecho a la medida de quienes dominan actualmente el foro legislativo.

Ante esto, considero pertinente, bajo la convicción de que nuestro país necesita de una democracia radical, auténtica, expresar lo siguiente:
     
1° El caso Lava Jato y el Presidente Kuczynski

Sin duda, conforme a las declaraciones del Presidente Kuczynski, este habría mantenido relaciones “indirectas” con la gestión de una Empresa de la que era propietario y de la que recibió dividendos mientras era Ministro de Economía o Presidente del Gabinete Ministerial durante el Gobierno de Alejandro Toledo, actualmente investigado por el Ministerio Público por actos de corrupción asociados al caso Lava Jato.

Si bien es cierto las utilidades que recibió de su empresa, Westfield Capital, sin ser el gestor de los contratos que esta tuvo “legalmente” con ODEBRECHT, no constituiría un acto de corrupción, el solo hecho de que esto haya ocurrido mientras ejercía el cargo de Ministro de Economía, de Primer Ministro o de Presidente de Pro-Inversión durante el Gobierno de Alejandro Toledo, provee los indicios razonables para investigarlo por la incompatibilidad existente entre el ejercido de un cargo público y el de una actividad lucrativa (Art.126 de la C.P.). 

Este paso, la investigación al Presidente, necesario para fundamentar y sancionar, de ser el caso, su conducta, debió darse en el seno de la Comisión Investigadora del Caso Lava Jato cumpliendo con el debido proceso tal y como lo establece el Tribunal Constitucional y el Comité Interamericano de Derechos Humanos para el caso de procesos sancionadores que se dan en sede legislativa[1] pero, como ya es de conocimiento público, el proceso por el cual se prevé la vacancia  del Presidente de la República el día de mañana, jueves 21, se viene dando sin que la Comisión Investigadora presidida por la Sra. Rosa Bartra, representante del Fujimorismo, haya actuado dentro del debido proceso antes de que, como resultado de lo investigado, se procese la moción dirigida a debatir la vacancia en el pleno del Congreso.

2° La Corrupción, los derechos humanos y la democracia en la práctica política del Fujimorismo y su aliado, el APRA.

Las prácticas políticas del Fujimorismo y su aliado,  el APRA, no son garantía de que tras la acusación que pretende vacar del cargo al Presidente de la República, haya una conducta que garantice que este proceso se llevará conforme a lo que prescribe la Constitución a fin de avanzar en la lucha contra la corrupción y fortalecer la democracia. Al respecto, cabe recordar que el Fujimorismo, en la década del 90, mediante la dictadura que impuso su líder histórico, el ex Presidente Alberto Fujimori, no solo interrumpió un régimen democrático haciendo e interpretando una Constitución a su medida, sino que a su vez, devino en una de los gobiernos más corruptos de la historia del País caracterizado, además, por haber promovido la sistemática violación de los derechos humanos bajo el pretexto del combate al terrorismo de Sendero Luminoso y el MRTA.

Hoy desde la mayoría parlamentaria que tiene no ha dado muestras de haber cambiado mucho: a) Justo en plena lucha contra la corrupción, no obstante sus debilidades, el Fujimorismo pretende descabezar el Ministerio Público, para evitar que las investigaciones que actualmente se realizan allí sigan involucrando a sus dirigentes y a su lidereza Keiko Fujimori; b) en tanto pretenden la excarcelación del ex Dictador, han denunciado y buscan la destitución o separación de 4 miembros del Tribunal Constitucional con el objeto de anular los resultados del Juicio que lo sentenció por graves actos de corrupción y delitos de lesa humanidad; c) se suma a ello el claro afán, tras la destitución del Presidente Kucsynski, por impulsar un adelanto de elecciones generales para lo cual, ejerciendo la dictadura de su mayoría parlamentaria, vienen realizando reformas electorales que les garanticen condiciones favorables para llegar a la Presidencia de la República, cuestión que  no han logrado en los dos últimos procesos electorales.

En cuanto al APRA, este partido no tiene mejores credenciales. El ex Presidente Alan García no solo comprometió a las fuerzas armadas en las masacres del Frontón y de Luringancho en su primer Gobierno  sino que, a su vez, fue liberado de graves denuncias de corrupción al haber logrado en la vía judicial la prescritos de los delitos en los que presumiblemente tenía responsabilidad.

En su segundo gobierno, por otra parte, fue protagonista en las decisiones que condujeron al Baguazo, un caso en el cual, ante reclamos absolutamente legítimos de los pueblos amazónicos, respondió con una violencia innecesaria que produjo la muerte de policías e indígenas. También por la fiscalía se viene investigando graves casos de corrupción que, cometidos por altos funcionarios de su gobierno, comprometen su actuación frente al trato que, durante su gobierno, se dio a las inversiones e intereses de ODEBRECHT. En virtud de todo ello y por la debacle que sufrieron en las últimas elecciones (solo 4 representantes en el Congreso) tienen claros intereses que coinciden con el accionar político, dictatorial de la mayoría constituida por el Fujimorismo.

Bajo estas condiciones y en circunstancias que se viene denunciando y comprobando que la vacancia que propician principalmente el Fujimorismo y el Apra no se ha cumplido con el debido proceso –hasta ahora la Presidenta de la Comisión Investigadora no alcanza al Presidente de la República las razones específicas por las que se ha llevado al Pleno del Congreso la moción de vacar al Presidente por presuntos actos de corrupción. Uno de los principales voceros del Apro-Fujimorismo,  Mauricio Mulder, ha considerado que “el debido proceso”, parte fundamental de los derechos humanos,  es solo “una leguleyada” justificando de ese modo el que no se haya pasado por alto esta garantía constitucional para todo proceso sancionador, incluida la sede legislativa. 
   
      3. La representación ciudadana en el Congreso y la dictadura de mayoría impuesta por el apro-fujimorismo. ¿Qué hacer? 

Sin duda la alianza entre el Apra y el Fujimorismo se rebela cada vez más como la dictadura de la mayoría en la representación ciudadana, dictadura que no tiene reparo alguno en violentar procesos que conducen a la violación de los derechos humanos, base fundamental de la convivencia democrática dentro de un Estado de Derecho. El proceso seguido explícitamente contra el Presidente de la República, sin contar con los que se siguen contra el Ministerio Público y el Tribunal Constitucional[2], demuestra que aquí no importa el debido proceso que garantiza elementales derechos humanos.

Así en el proceso seguido para la vacancia del Presidente de la República desde que se diera a conocer públicamente documentos de ODEBRECHT que presuntamente lo implican en el caso más grave de corrupción del Estado; el caso Lava Jato, la Comisión Investigadora presidida por la Congresista Rosa Bartra, representante por el Fujimorismo, no cumplió con hacer una investigación más detenida sobre esos documentos a fin de fundamental sus acusaciones y sobre todo invitar y comunicar formalmente al Presidente los delitos por los cuales se le abriría investigación a fin de que este haga uso de su derecho a la legítima defensa y ayude a establecer la verdad de los hechos que se le imputan.

Esta cuestión elemental, el debido proceso, no cumplido por la Señora Bartra y la Comisión de su Presidencia, ha restado legalidad y legitimidad al proceso que se le sigue al Presidente de la República, el mismo que debe culminar el jueves 21 con su posible vacancia. ¿Qué elementos del debido proceso, según lo establece el Tribunal Constitucional[3], han sido violados flagrantemente por la Comisión Investigadora del Congreso?:

            1 El Derecho a la comunicación previa y detallada de la acusación: Se pasó a la fase de acusación en la Segunda Instancia, el Pleno del Congreso, sin que el Presidente de la República previa comunicación tuviera la oportunidad de asumir su defensa. Las denuncias varias expresadas de diferente manera por el vocero de la bancada Fujimorista, Daniel Salaverry, no tienen valor frente a la obligatoriedad de una comunicación formal y documentada sobre las razones de la denuncia antes de que esta sea procesada por el Pleno del Congreso.  

            2°  El Derecho a ser juzgado por una autoridad independiente bajo criterios objetivos y razonables en sede parlamentaria. El hecho que la denuncia, sin cumplir con lo anterior, haya sido procesada por quienes han tomado posición respecto de la presunta responsabilidad del Presidente adelantando que si no renuncia lo vacarán en el Pleno, impide que el proceso sancionador contra el Presidente Fujimori se lleve o haya llevado a cabo cumpliendo con el principio de independencia e imparcialidad  que debe conducir todo juicio, incluidos los que se dan en sede parlamentaria. Las fuerzas conjuntas del Apra, el Fujimorismo y Frente Amplio, que ya tomaron decisión respecto de la vacancia del Presidente, son las mismas, cuya mayoría, resolverá sobre la sanción solicitada para cesar en su cargo al Presidente de la República.Se han constituido en juez y parte violando la necesaria y obligatoria imparcialidad que garantice a su vez la objetividad que se requiere en todo proceso sancionador. 

4. Algunas conclusiones y sugerencias a favor de la democracia y contra la corrupción

En fin y para no ser abundante, lo expresado afecta además, entre otros, el derecho a la presunción de inocencia, el plazo razonable para que el inculpado pueda ejercer su defensa y como se puede comprobar, por información de la prensa, hasta hoy la Comisión Investigadora del Congreso, no ha precisado los cargos sobre los que debe responder el Presidente de la República pero, a la vez, se le impide utilizar en el pleno y como parte de su derecho a la defensa, cualquier otra documentación que no haya sido previamente entregada a la representación nacional. En este sentido, política y democráticamente, las fuerzas políticas o Congresistas que van tomado conciencia de este atentado que se ha preparado contra el Estado Constitucional de Derecho y la Democracia están en la obligación de evitar que prospere con su voto y violando el debido proceso la vacancia del Presidente de la República. 

Ciertamente, en tanto hay indicios de que el Presidente Kuczynski ha incurrido en una grave infracción debiera , previo cambio en la composición de la actual Comisión Investigadora, reiniciarse por el Congreso un proceso de investigación que cumpla con los elementos del debido proceso en sede legislativa antes de dar inicio a un proceso sancionador, si fuera el caso.  

Solo así se podrá eventualmente recuperar la gobernabilidad democrática pero, nada asegura que esa dictadura de la mayoría, a la que se ha sumado el Frente Amplio, prosigan en el trabajo de generar situaciones de desequilibrio que obstaculicen al Gobierno para adelantar un proceso electoral amarrado previamente con reformas electorales que les garantice, aunque de modo ilegítimo, su acceso al poder político.

Para evitar esto y que se repita la historia de los 90 bajo nuevas circunstancias, las fuerzas sociales y políticamente  democráticas del país, frente a las pretensiones dictatoriales de la actual mayoría parlamentaria, debieran conformar un gran frente que se aliste a luchar por una democracia auténtica y evite el retorno de regímenes dictatoriales o autoritarios que, como en los 90, se instauró para aprovechar los bienes y recursos del Estado en su propio beneficio. .




[1] Véase, entre otras sentencias del Tribunal Constitucional la STC EXP. N.° 00156-2012-PHC/TC, su fecha 8 de Agosto del 2012.
[2] Recientemente la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha resuelto suspender el procedimiento de acusación constitucional que inició la mayoría congresal contra los magistrados del Tribunal Constitucional.  Véase al respecto: la edición del  Diario La República de fecha 18 de diciembre de 2017.
[3] En la respuesta se siguen los parámetros que son parte del debido proceso según Sentencias del Tribunal Constitucional respecto del debido proceso en sede legislativa y que en este caso se encuentran dentro de la STC citada en la Nota N° 1. 

viernes, 22 de septiembre de 2017

El dualismo de la sociedad peruana: La tesis de Mariátegui

Esta es la cuarta entrega de un conjunto de artículos sobre el problema de la dualidad histórica de la Sociedad Peruana, cuestión que surge del estudio y las reflexiones que vengo trabajando alrededor de las entrevistas que ROLAND FORGUES realiza  a destacados estudiosos y políticos peruanos, las mismas que agrupa en "Perú: Entre el Desafío de la Violencia y el Sueño de los Posible".   

En el artículo anterior sobre este tema tuve la ocasión de comprobar cómo Cesar Germaná y Aníbal Quijano, en el afán de asimilar el pensamiento de Mariátegui a sus ideas y al enfoque estructuralista de Althusser, tergiversan lo que aquel sostuvo respecto del dualismo de la sociedad peruana llegando al extremo de negar esta parte fundamental de su contribución al socialismo peruano y al mejor conocimiento de nuestra realidad[i]. Cumplido ello, lo que presento a continuación, siguiendo el espíritu afirmativo de Mariátegui, es la exposición de lo que este sostuvo realmente sobre el dualismo de la sociedad peruana.

Para tal efecto, y siguiendo lo expresado por Mariátegui en el sentido de que el dualismo, “acentuado” en el período de la explotación del guano y del salitre, constituye hasta ahora […] nuestro mayor problema histórico”[ii] me he esforzado, revisando el texto y el contexto de su obra, lo que significa  este problema partiendo de su origen, la conquista española, para mostrar las características fundamentales con las que llega a la República.   

Esta tarea, no habría podido tener mejor resultado sin la consulta y el estudio previo de  los trabajos que Alberto Flores Galindo y Roland Forgues han hecho sobre el pensamiento y la vida de Mariátegui. Al primero le debo, sobre todo, el haber ubicado históricamente lo principal de la obra de Mariátegui en un tema que era central en el estudio y debate político de los 20 en el siglo pasado; el “problema nacional[iii]”. Bajo este marco, la tesis del dualismo de la sociedad peruana solo puede entenderse como parte de los problemas y las alternativas que, en la construcción del socialismo peruano, da Mariátegui al problema de la Peruanidad o del Perú como Nación.

Al segundo, Roland Forgues, le debo tanto como a Flores Galindo, el haber destacado el modo crítico y creativo con que Mariátegui comprendió y aplicó el marxismo para mostrar en sus aspectos, material y espiritual, el problema nacional y, además, el haber puesto al descubierto la importancia que en esta materia tiene el dualismo de la sociedad peruana en nada extraño a otro asunto igualmente fundamental: el problema del indio[iv]. De este manera, con Forgues, no solo confirmaba lo expuesto por Flores Galindo sobre la centralidad del problema nacional, sino que, a su vez, pude comprender en sus diversas dimensiones, histórica, cultural, etc. el significado y alcance de la tesis sobre el dualismo de la sociedad peruana en el pensamiento de J.C. Mariátegui.

En relación con esto último, no debe extrañar, por tanto, que reproduzca citas e interpretaciones que ya ha hecho Roland Forgues en su citado trabajo, aunque bajo una exposición distinta dado que el propósito de esta parte del estudio que he realizado no trata sobre el problema de la Peruanidad sino de un tema más específico; la tesis de Mariátegui respecto al dualismo de la sociedad peruana.     

El dualismo de la sociedad peruana: Un problema histórico

Hasta donde hemos visto el debate respecto de la tesis del dualismo en el pensamiento de Mariátegui se ha concentrado en el examen de su ensayo sobre el Esquema de la Evolución Económica sin considerar el expreso rechazo que él plantea a quienes “reducen arbitrariamente el marxismo a una explicación puramente económica de los fenómenos”[v] pero, además, sin tener en cuenta que lo que presenta Mariátegui desde el punto de vista económico es solo el dualismo que en ese momento se daba entre la economía feudal heredada del colonialismo español y la economía burguesa que impulsada por el colonialismo económico inglés y luego norteamericano, daba la impresión, por lo menos mentalmente, de una economía retardada[vi].

Por tanto, evitando caer en el “reduccionismo económico”, lo primero que tenemos que hacer es ver las diversas dimensiones, materiales y espirituales, que Mariátegui analiza para dar con una visión totalizadora que reproduzca lo más fielmente posible la naturaleza de los problemas de la realidad peruana y en este caso particular del dualismo que, como problema histórico, anterior a la etapa Republicana, tiene su origen en la conquista y el colonialismo español.

Antes, precisemos por qué buscamos en el período anterior a la República el origen y las características del dualismo de la sociedad Peruana. La respuesta es muy sencilla y nos la da Mariátegui. Este; analizando el “capítulo de la explotación del guano y del salitre” en la historia económica de la Republica, sostiene que tal hecho sirvió para impulsar, bajo el dominio del Imperio Británico, la economía capitalista que, sobre un suelo feudal, dio lugar al surgimiento de una “clase capitalista” que, en cuanto a su origen y estructura, se confundía con la aristocracia formada por los encomenderos y terratenientes de la Colonia[vii].

Por otra parte y refiriéndose a “otra faz” de este momento sostiene que sobre las bases de una economía feudal, herencia del colonialismo español, establecida en la sierra “donde antes prosperó una sociedad genuina y típicamente agraria”; la explotación del guano y el salitre rectificaron esta situación. “Fortalecieron el poder de la costa. Estimularon la sedimentación del Perú nuevo en la tierra baja. “Y acentuaron el dualismo y el conflicto que hasta ahora constituyen nuestro mayor problema histórico[viii].

Esto quiere decir que el dualismo no es propio, no tiene su origen en la República ni en el capítulo de la explotación del guano y del salitre; más bien en esta fase de nuestra historia se “acentúa” este conflicto o problema surgido en una etapa anterior a la República. Por tanto, para encontrar el significado del dualismo como “nuestro mayor problema histórico” debemos buscarlo en las etapas que corresponden al origen y constitución de este fenómeno que, según Mariátegui se relacionan con la conquista y el colonialismo español.
 
El origen del dualismo: el colonialismo y el problema del indio

Pues bien, los componente históricos del dualismo de la sociedad peruana, ya lo dije líneas arriba, han sido expuestos y fundamentados debidamente por Roland Forgues a propósito del análisis e interpretación que hace de la Peruanidad en el pensamiento de Mariátegui. Allí,  frente a las dudas que Luis Alberto Sánchez tenía sobre el dualismo que se daba entre la forma histórica que se elaboraba en la costa y la que sobrevivía en la sierra dentro del problema de la Peruanidad[ix], Forgues reproduce lo que Mariátegui le respondió: 

El cuestionario que Sánchez me pone delante es –permítame que se lo diga-  bastante ingenuo. ¿Cómo puede preguntarme Sánchez si yo reduzco todo el problema peruano a la oposición entre costa y sierra? He constatado la dualidad nacida de la conquista para afirmar la necesidad histórica de resolverla. No es mi ideal el Perú colonial ni el Perú Incaico sino un Perú Integral (el subrayado es mío). [x].

Nótese que aquí Mariátegui, deshecha por “ingenuas” las referencias al modo en que este ha comprendido el dualismo a partir de la geografía y no del modo en que históricamente han tomado lugar las relaciones que se establecen, a partir de la conquista, entre el Perú Inkaico y el Perú “colonial”, un hecho histórico que interrumpe el desarrollo autónomo de lo que era el Perú Inkaico para que este devenga en una colonia de España.

En este sentido, tiene razón Roland Forgues cuando, interpretando el sentido de la cita que he reproducido, sostiene que el problema de la Peruanidad en Mariátegui supone “la resolución de una oposición entre dos mundos, dos civilizaciones, dos culturas que, después de la conquista y de la colonización vinieron a enfrentarse como dos sociedades en una relación de explotador a explotado, de dominante a dominado[xi].

Esta interpretación del dualismo es consistente, además, con otra cita que, también hace Forgues, sobre lo que expresa Mariátegui, siempre respecto de la Peruanidad, en su ensayo sobre Regionalismo y Centralismo:

La unidad peruana está por hacer; y no se presenta como un problema de articulación y convivencia, dentro de los confines de un Estado único, de varios antiguos pequeños estados o ciudades libres. En el Perú el problema de la unidad es mucho más hondo, porque no hay aquí que resolver una pluralidad de tradiciones locales o regionales sino una dualidad de raza, de lengua y de sentimiento, nacida de la invasión y conquista del Perú autóctono por una raza extranjera que no ha conseguido fusionarse con la raza indígena ni eliminarla ni absorberla (el subrayado es mío)[xii].

Sin duda, y conforme a lo subrayado, la invasión y conquista del Perú produjo esa dualidad donde lo inkaico y lo colonial español diferenciados por la raza, la cultura y la civilización que estas representaban, diferentes en la lengua, en sus sentimientos pero, también diferenciados en cuanto a su posición –de conquistadores y conquistados-, dentro de la organización feudal que impone el Colonialismo español sobre los “residuos todavía vivos” de la organización Inkaica. Esto último no  fue solo producto de la conquista: el Virreynato, el colonialismo español, como bien apunta Mariátegui:

“Señala el comienzo del difícil y complejo proceso de formación de una nueva economía. En este período, España se esforzó por dar una organización política y económica a su inmensa colonia. Los españoles empezaron a cultivar el suelo y explotar las minas de oro y plata. Sobre las ruinas y residuos de una economía socialista, echaron las bases de una economía feudal”[xiii].

Pero, atención, revisando esta parte de nuestra historia, Mariátegui sostiene que quienes constituyeron al Perú como Colonia de España, no fueron realmente colonizadores, estos conformados fundamentalmente por virreyes, cortesanos, aventureros, clérigos, doctores y soldados, “ no fueron sino conquistadores”, tanto que incapaces de formar “núcleos de trabajo”, parecían perseguir “el exterminio de la población indígena” debiendo recurrir por ello a la importación de esclavos negros para el trabajo de la costa.

Bajo estas condiciones es explicable el dualismo que en la sociedad peruana se da entre el conquistador y el conquistado, entre los conquistadores los españoles provenientes del mundo occidental-europeo y entre los conquistados los que componían la sociedad Inkaica; entre la cultura y la civilización en decadencia, la feudalidad, y la cultura y civilización Inka reducida a comunidades dispersas en el amplio y complejo territorio de lo que era el Perú en ese entonces.

En medio de todo, una relación de explotación en la que los conquistadores, tomando por la fuerza territorios y hombres redujeron a los conquistados en una decreciente masa de esclavos y siervos al servicio de la aristocracia terrateniente que surge y desarrolla a partir de la conquista y el colonialismo español.

Cabe agregar que dentro de las diversas dimensiones que toma la compleja relación entre conquistadores y conquistados, bajo el pretexto de la inferioridad racial de los indígenas, se instala en la práctica un régimen de castas donde bajo el Imperio extranjero-español, la raza blanca, la de los señores conquistadores, condición que no dejaron en la etapa colonial, sometieron de tal modo al indígena que, este aparte de cumplir las funciones o el papel de siervo en las tierras del conquistador, debía servir también, bajo el régimen de las mitas, al trabajo esclavista en las minas, actividad fundamental que obligó a que la formación de una nueva economía, la feudal, se extendiera principalmente en la sierra[xiv].

Bajo estas circunstancias, el dualismo de la sociedad peruana que Mariátegui refiere como “nuestro mayor problema histórico” se constituye bajo las siguientes características:

a)    El dualismo surge de una posición de conquista, del dominio territorial y de los hombres que habitaban el Imperio Inkaico estableciendo, bajo los intereses del colonizador una economía netamente colonial que interrumpiendo el desarrollo autónomo de la sociedad Inka la somete a un tipo de explotación, esclavista y feudal, en nada superior al agrarismo que dominaba el espíritu y las condiciones en que se desenvolvía el indígena dentro del Inkario.

Así, una característica fundamental del dualismo como producto de la conquista y la instalación del Virreynato es la forma como se subordina a la sociedad y cultura Inka, luego de destruida su organización, a una nueva economía que se sujeta a los intereses de una monarquía feudal y aristocrática, cuestión a la que no fue ajena el tipo de colonizador que llegó al Perú quien principalmente interesado en el oro y la plata, no solo esclavizó en todos sus extremos la fuerza de trabajo indígena sino que llevó a la decadencia de la agricultura, sin aportar algo superior a la producción de los campos. Su condición de “señor” de “aristócrata” no lo consentía.

b)   Aunque bajo el colonialismo español se dieron elementos de esclavitud para el trabajo de las minas, lo que finalmente se estableció, por el agotamiento de las minas y su abandono, mediando el despojo de las tierras o territorios pertenecientes a los ayllus o comunidades, fue un régimen feudal conformándose así una clase terrateniente, aristocrática, rentista que vivía del trabajo servil del indígena, sea que estuviera en sus tierras o que permaneciera dentro de la comunidades que la feudalidad dejó sobrevivientes.

El dualismo en el terreno económico social, en su origen, constituye la coexistencia dentro de la feudalidad de un régimen comunitario característico del agrarismo y comunismo indígena. La dualidad se manifiesta en este momento como la explotación del indio y el sometimiento de su cultura y organización a la voluntad de los conquistadores que se hicieron del dominio de sus tierras y hombres. En este sentido, debemos reconocer que dentro de la dualidad histórica cuyo origen se encuentra en la conquista y colonialismo español tiene lugar, además, el problema del indio, de su cultura, de su estrecho vínculo con la tierra y de su colectivismo.

c)  Asociado a lo anterior, esto es, al problema del indio, cabe recordar que el conquistador español, bajo el pretexto  de la inferioridad racial del indígena, estableció un régimen de castas donde estos, bajo una existencia extrasocial, estaban por entero al servicio del aristócrata de raza blanca, español, al mismo que le debían todo tipo de obligaciones a cambio de su “protección”.

En resumen, el dualismo como problema histórico, surgido dentro del proceso de conquista y colonialismo así como responde a las exigencias e intereses de una potencia extranjera que impone una economía acorde a sus necesidades y la mentalidad feudal, aristocrática de los conquistadores-colonizadores, de otra parte se caracteriza por el sometimiento de la cultura y civilización preexistente en los territorios y hombres que conquista, la cultura indígena. Ello explicaría la coexistencia, bajo las relaciones que establece el colonizador, entre la feudalidad colonial y el problema del indio.

Lo expresado sobre el dualismo como cuestión o problema histórico, en nada escapa al hecho económico examinado por Mariátegui, quien pronunciándose sobre esta cuestión llama la atención sobre los problemas de la conquista y del indio, inseparables bajo el concepto del dualismo del que él mismo da cuenta en sus diversos ensayos y trabajos sobre la realidad peruana: 

No es posible comprender la realidad peruana sin buscar y sin mirar el hecho económico. La nueva generación no lo sabe, tal vez, de un modo muy exacto. Pero lo siente de un modo muy enérgico. Se da cuenta de que el problema fundamental del Perú, que es el del indio y de la tierra, es ante todo un problema de la economía peruana. La actual economía, la actual sociedad peruana tienen el pecado original de la conquista. El pecado de haber nacido y haberse formado sin el indio y contra el indio (los subrayados son míos)[xv].
                                                                               



[i] En efecto, Germaná, luego de “interpretar” lo que el Amauta sostuvo al respecto, afirma que desde su “punto de vista no se puede hablar de una interpretación dualista del Perú por parte de Mariátegui” y, del mismo modo, aunque con diferentes palabras, Aníbal Quijano manifiesta que “Mariátegui no postulaba ningún dualismo, sino al contrario”. Véanse. las entrevistas que Roland FORGUES (1993) les hace y publica en su libro: Perú. Entre el Desafío de la Violencia y el Sueño de lo Posible. Lima. Edit. Minerva. Págs. 112 y 298 respectivamente. Asimismo, CAFFERATA, Alfredo. 2017. Artículo de fecha 6/07/17, “Mariátegui, el Dualismo de la Sociedad Peruana y el Anacronismo Histórico en Germaná y Quijano”. Blog: Cátedra Libre de Sociología, Política y Derecho”. Consulta: 22/09/17.  <http://catedralibredesociologia.blogspot.pe/ >.
[ii] MARIÁTEGUI, José Carlos. 1957. Quinta Edición. “Esquema de la Evolución Económica”. En: 7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana. Lima. Edit. Amauta. Pág. 18...
[iii] FLORES. Alberto. 1988. “Socialismo y Problema Nacional en el Perú”. En: Tiempo de Plagas. Ediciones El Caballo Rojo. Págs. 44-56.
[iv] Sobre la cuestión del método y la tesis de la dualidad en Mariátegui, véase: FORGUES, Roland. 1995. “La Experiencia Europea y su Proyección Americana” y “Peruanidad y Nacionalidad”. En: Mariátegui. La Utopía Realizable. Lima. Edit. Amauta. Págs. 15-37 y 41-76.
[v] MARIÁTEGUI, J.C. 1974. “La Tentativa Revisionista de “Más allá del Marxismo””. En: Defensa del  Marxismo”. Lima. Edit. Amauta. Págs. 25-30
[vi] MARIÁTEGUI, J.C. 1957. Óp. Cit. Págs. 22-23.
[vii] Ídem. Págs. 16-19
[viii] Ídem. Pág. 18.
[ix] Mariátegui al distinguir la costa de la sierra, “en el Perú lo único que se halla bien definido es la naturaleza”, expresa que “la dualidad de la historia peruana y del alma periuanas en nuestra época, se precisa como un conflicto entre la forma histórica que se elabora en la costa y el sentimiento indígena que sobrevive en la sierra hondamente enraizado en la naturaleza. El Perú actual es una formación costeña. La actual Peruanidad se ha sedimentado en la tierra baja.” MARIÁTEGUI, J.C. 1957. “Regionalismo y Centralismo” Óp. Cit. Pág. 177
[x] Citado por Roland FORGUES: Óp. Cit. Pág. 41
[xi] Ídem. Págs. 41-42.
[xii] Citado por FORGUES. Ídem. Pág. 42
[xiii] MARIÁTEGUI, J.C. 1957. “Esquema de la Evolución Económica”. Óp. Cit. Pág.10
[xiv] Sobre el régimen de castas véase: MARIÁTEGUI, J.C. “El Problema de la Tierra”. Óp. Cit. Pág.57 y acerca de cómo la explotación del oro y la plata lleva a los españoles a instalarse en la sierra, véase: Ídem. Pág. 11. Sobre el régimen de castas véase: MARIÁTEGUI, J.C. “El Problema de la Tierra”. Óp. Cit. Pág.57.
[xv] MARIÁTEGUI, J.C. 1986.  “El hecho económico en la historia peruana” Publicado en la revista Mundial, Lima 14/8/1925. En: Peruanicemos el Perú. Tomo 11. (11a Edición). Págs. 79-83. Consulta, 09/07/2017. <http://www.archivochile.com/Ideas_Autores/mariategui_jc/s/Tomo11.pdf   

jueves, 6 de julio de 2017

MARIÁTEGUI, El Dualismo de la Sociedad Peruana y el Anacronismo Histórico en Germaná y Quijano

Es el tercer artículo de las reflexiones que inicié en este blog respecto de las claves que, sobre nuestro desarrollo, Roland Forgues nos invita a encontrar en las entrevistas que hace a un grupo de peruanos/as y que publica en su libro "Perú. Entre el Desafío de la Violencia y el Sueño de lo Posible"     


En el curso del análisis del debate sobre el dualismo en sociedades como el Perú, dando respuesta al contenido que, hacia fines de la década del 60 Stavenhagen y particularmente André Gunder Frank le atribuyó a la mencionada tesis, hemos demostrado que los fundamentos con los que se negaba la validez del dualismo eran absolutamente insostenibles desde el punto de vista histórico y de la visión marxista en la que supuestamente se inscribía el trabajo, más elaborado, de Gunder Frank.

Ahora lo que toca revisar, a propósito del movimiento que entre la décadas del 60 y 70 intentaba reivindicar la figura de Mariátegui[20], el modo en que Cesar Germaná y Aníbal Quijano, “violando las reglas de la comprensión” incurren en el “anacronismo histórico” que señalado por Alberto Flores Galindo[21] marcó buena parte de quienes se dieron a la tarea de interpretar el pensamiento de Mariátegui.

Pero, como lo veremos luego, los citados Germaná y Quijano no solo incurren en el error antes señalado, esto es, interpretar lo que sostuvo Mariátegui  utilizando los presupuestos teóricos y metodológicos de Louis Althuser que no corresponden al contexto de los años 20 del siglo pasado; también violan una regla elemental de todo trabajo hermenéutico, plantear cuestiones que no están en el texto de lo que se va a interpretar, esto es partir de un texto modificado, tergiversado, de lo que sostuvo el autor.

En lo que sigue, tratando de seguir las reglas de la “comprensión” e interpretación de lo sostenido por Mariátegui respecto de lo que Cesar Germaná y Aníbal Quijano le atribuyen sobre el dualismo, pasaré a responder la pregunta que me planteara inicialmente respecto de esta tesis y su debate ¿Qué diferencias hay entre lo que se le atribuyó a Mariátegui en la década del 60, la interpretación que se hace de su tesis bajo el pensamiento Althuseriano y lo que realmente sostuvo aquél?

            El contexto histórico de la tesis sobre el dualismo y Mariátegui

A fin de cumplir con las reglas de comprensión y la interpretación de los textos históricos que corresponden a la obra marxista de José Carlos Mariátegui paso a sintetizar, dentro de lo posible, el contexto histórico en que se desarrolló su pensamiento[22]:  

1° El Perú de los años 20 en el siglo pasado, tiempo dentro del cual alcanza su madurez el pensamiento marxista de Mariátegui, tenía una población que en ese entonces se calculaba en 5´000,000 de habitantes conformada en sus 4/5 partes por población rural e indígena que, sometida a las condiciones del latifundio, el gamonalismo y la servidumbre, constituían el  problema fundamental del país junto al dominio, cada vez mayor, que ejercía el Imperialismo norteamericano sobre aquel contando a su favor con una burguesía que, surgida de la clase terrateniente, se contentaba con el papel de intermediaria del capital extranjero.
  Esto,  –como bien apunta Flores Galindo-  convirtió el “problema nacional” [en] el punto nodal, el centro de los debates y las polémicas en la vida intelectual peruana durante la década de 1920”[23].

2° Sobre ese contexto y en tanto se desarrollaba el anarquismo y también el indigenismo; bajo la influencia de la revolución mexicana y, sobre todo de la revolución socialista de 1917 en Rusia, el movimiento social adquiere un nuevo contenido a través de las protestas por la reforma universitaria, las luchas indígenas y las de la emergente clase obrera, sumándose a ello el trabajo de Mariátegui para construir política y explícitamente la alternativa socialista en el Perú. Inicialmente y por lo menos hasta 1927 contó con la cooperación de Haya de la Torre quien, luego de la polémica histórica que sostuvieron sobre la cuestión del Partido, formó su propio movimiento; el Apra.

3° El país tenía como gobernante a Augusto B. Leguía, quien aparte de contribuir a la expansión del capital norteamericano y recogiendo el temor que se sentía sobre la posibilidad de una revolución socialista, emprendió la represión y la hostilización de todo aquello que pudiera contribuir a los ecos, aún fuertes, de la revolución socialista en Rusia y por supuesto dirigiendo gran parte de sus esfuerzos a dificultar y reprimir la labor que desarrollaba Mariátegui a favor del socialismo y de los movimientos obrero e indígena que se daban en esos momentos.

4° A las circunstancias descritas se agrega otra, igualmente fundamental, sobre todo en el terreno político, Mariátegui ubicando al Perú en su época,  dentro de la realidad mundial, sostenía que el movimiento social del país no era ni podía ser ajeno a la confrontación que se vivía en esos momentos entre capitalismo y socialismo[24], optando por seguir contribuyendo “a la crítica socialista de los problemas y la historia del Perú” y “concurrir a la creación del socialismo peruano”[25]. Pero, tal tarea, realizada en medio de una enfermedad que terminó con su vida muy tempranamente, tuvo que enfrentar no solo las deviaciones que ya se daban dentro del comunismo Internacional por el lado del parlamentarismo, sino también las posiciones dogmáticas que trataba de imponer la III Internacional y las contradicciones que debía enfrentar por el diferente camino que siguió Haya de la Torre desde 1927.

5° En medio de este panorama político, la temprana muerte de Mariátegui deja trunca la difícil tarea de “concurrir a la creación del socialismo peruano” pero nos deja, aparte de los 7 Ensayos y su extraordinaria obra política sobre el Perú y el mundo en las primeras décadas del siglo pasado, un método propio de ver nuestra realidad a partir de la visión dialéctica y materialista del marxismo que, ajena al dogmatismo y al positivismo, tornaba visibles las especificidades y los contenidos materiales y espirituales que bajo los avances de la ciencia, la filosofía y el papel que cumplen los hombres, las clases sociales y sus luchas en la construcción de su historia, era posible conocer[26]

La tesis del Dualismo: Su particularidad

Es este el ambiente en el cual José Carlos Mariátegui plantea la tesis del dualismo de la sociedad peruana como un problema histórico que, surgido a raíz de la conquista y el colonialismo español, mantenido y agudizado por el colonialismo económico que se mantiene en adelante, divide al Perú en dos economías y culturas diferentes, una que proviene del colonialismo español, la feudalidad y, otra que, insertada y extendida después de la independencia por el  imperio inglés y luego norteamericano, dio lugar al desarrollo de una economía y cultura capitalista, burguesa.

Este dualismo, es necesario advertirlo, no era comparable con lo que ocurría en otros países de América Latina donde el peso del problema indígena y la debilidad del capitalismo, entre otros, no tenía la magnitud que se podía observar en el Perú[27].


 El anacronismo histórico y el examen del dualismo de la sociedad peruana en el pensamiento de Mariátegui

Pues bien, en la tarea de encontrar las claves históricas que sobre los problemas del Perú deben buscarse dentro de un movimiento de renovación del socialismo a partir de Mariátegui, tal y como diversos estudiosos y políticos, lo plantean al revisar el capítulo de la violencia política que vivió el Perú en la década del 80, cuestión que fuera trabajada por Roland Forgues en 1993 a través de una serie de entrevistas que incluían personalidades de distintas especialidades y puntos de vista, Cesar Germaná y Aníbal Quijano, son abordados para tratar sobre el pensamiento de Mariátegui y, en particular por el significado que tiene el dualismo de la sociedad peruana dentro de sus tesis.  

Por esta razón y teniendo en cuenta la importancia de ambos estudiosos en el ámbito político y en el tratamiento del pensamiento de Mariátegui hice una revisión de sus respuestas respecto del dualismo, una tesis que, como ya hemos visto, sin orientarse específicamente a Mariátegui, había sido objeto de una polémica internacional entre A. Gunder Frank (sociólogo) y Ruggiero Romano (Historiador) que ponía en tela de juicio ese planteamiento, el del dualismo de la sociedad peruana.

La revisión de las respuestas me permitió constatar que, en efecto, como ya lo señalara en una sección anterior, la discusión sobre el dualismo de la sociedad peruana había dado un importante giro. Ya no era el debate sobre el dualismo en las sociedades de Centro y Sudamérica y sobre lo que sostenían expertos o intelectuales en general, cuestión que trataron Stavenhagen y Gunder Frank, sino sobre la tesis específica que Mariátegui había planteado sobre la realidad peruana y su “mayor problema histórico”: el dualismo[28].

En este sentido, revisando la interpretación que habían hecho Cesar Germaná y Aníbal Quijano sobre el dualismo en Mariátegui considerando, además, que antes de las entrevistas que les hizo Roland Forgues en el año 1992[29], estos ya habían expuesto en los años 1977 y 1981 respectivamente sus estudios sobre este particular[30], encuentro que ambos formaban parte de aquella corriente por la cual, políticos e intelectuales influidos por la división de la izquierda en varias agrupaciones, se disputaban la imagen de Mariátegui tratando de adaptarla a su propio pensamiento. 

Dentro de esa corriente y bajo el imperio del “anacronismo histórico”, cuyo procedimiento es detallado por Alberto  Flores Galindo,  no fue ajeno, entre otros, José Aricó quien, habiendo marcado un hito importante en la revisión de la trayectoria política del pensamiento de Mariátegui y a pesar de criticar ese proceder, asumió “de manera consciente el mismo procedimiento” al afirmar “que necesitamos construir un Mariátegui de acuerdo a nuestras necesidades”.

En esa misma dirección, con el mismo proceder, un “ejemplo impecable” era el trabajo de Cesar Germaná quien, al tratar sobre una inexistente Polémica entre Haya y Mariátegui respecto de la naturaleza de la sociedad peruana y la revolución socialista[31] lo que logra, con la participación de otros intelectuales y académicos, es que el análisis de la obra Mariátegui  ya no sea “una discusión sobre [este] sino […] un debate sobre el APRA, el socialismo o el leninismo que emplea como pretexto a Mariátegui. Resulta así comprensible la extrema similitud entre el mariateguismo y el pensamiento político de Germaná”[32].
Lamentablemente, como veremos luego, al revisar el trabajo de Aníbal Quijano, respetable sociólogo y profesor universitario, este también participa conscientemente del errado modo en que se interpreta el pensamiento de Mariátegui, esto es tratar de adaptarlo a sus ideas desde el presente, acudiendo al pensamiento de Althusser.

César Germaná y Aníbal Quijano: la interpretación de la tesis del dualismo de la sociedad peruana en Mariátegui

Y bien ¿Qué sostuvo Germaná sobre la tesis del dualismo de la sociedad peruana a propósito de la inventada polémica histórica entre Mariátegui y Haya? Tomando el enfoque estructural marxista que Louis Althusser difundió entre las décadas de los 60 y 70, afirmó lo siguiente:  

Para Mariátegui la cuestión del imperialismo es el punto de partida del análisis de la sociedad peruana contemporánea, pues considera que es el elemento que reorienta y ordena en su provecho a todo el conjunto del País. En este sentido se opone a la concepción dualista de la sociedad peruana (planteada por Haya de la Torre) al considerar al Perú como una totalidad que articula dos elementos contradictorios –capitalismo imperialista y pre capitalismo-, en donde el primero impone su lógica de desarrollo y arrastra tras de sí al conjunto de la sociedad (El subrayado es mío).

Siempre estableciendo sus diferencias con Haya de la Torre, Germaná señala más adelante que:

Para Mariátegui [el Perú] es una sociedad en donde el capital imperialista se convierte en el polo dominante, que orienta el desarrollo del conjunto de su  economía, articulando en su provecho a las extensas relaciones de producción pre capitalistas (el subrayado es mío)[33]

En el caso de Aníbal Quijano, al igual que otros estudiosos y a pesar que “reprocha”, tanto como José Aricó, el modo en que, con el objeto de “reapropiarse de su pensamiento”, se generan una serie de “mitos” sobre Mariátegui destacando los esfuerzos de “los ideólogos e historiadores pro-soviéticos”, los “pro chinos”, los “trotskistas, etc.[34]; incurre en el mismo procedimiento con la diferencia que en su caso, al igual que Germaná, trata de convertir a Mariátegui en un marxista “Althusseriano”.

Tanto es así que con el objeto de desacreditar las tesis de quienes debatían sobre el carácter de la sociedad peruana y la revolución socialista, “pro-soviéticos”, “pro chinos”, etc., de una revolución por etapas que partía precisamente de la noción de dualismo de la sociedad peruana, Quijano sostuvo lo siguiente:

Mariátegui logra poner de manifiesto cómo, a pesar de sus diferencias profundas, los tres modos vigentes de producción [feudal, comunista primitivo y capitalista] concurren a la configuración de una misma y unitaria estructura económico-social, sobre la base de su articulación recíproca bajo la lógica hegemónica del capital (el subrayado es mío).

Esa concepción contrasta inequívocamente con la visión dualista elaborada por Haya (el subrayado es mío), y adoptada más tarde por los seguidores de la III Internacional y los ideólogos del modernismo desarrollista tan en boga hasta no hace mucho en América Latina[35].

Como se puede observar en estas citas que corresponden a los trabajos de Cesar Germana y Aníbal Quijano, es que, aparte de interpretar a Mariátegui bajo la concepción estructuralista-marxista de Althusser, utilizando conceptos como los de “sobre determinación”, estructura dominante ( o con predominio) dentro del enfoque de “articulación de los modos de producción” [36], lo que hacen es tratar de darle un mayor sostén a esa tesis que constituía en la década de los 70 el soporte teórico de una de las fracciones de la izquierda marxista que, negando la feudalidad o la semifeudalidad en la calificación de la sociedad peruana, sostenían que capitalismo y pre capitalismo eran parte de un mismo proceso histórico, de una misma estructura dominada por el capital[37] y que, por tanto, lo que correspondía al Perú era una revolución llanamente socialista, no por etapas como planteaba Haya de la Torre y el comunismo oficial[38].

He citado esto último para mostrar que lo expuesto por Germaná y Quijano respecto del dualismo, desde muchos años antes de la entrevista con Roland Forgues, estaba sujeta a esa tendencia por la cual diversas corrientes de la izquierda marxista se disputaban su figura faltando a las “reglas de la comprensión”, esto es, interpretar los textos históricos de Mariátegui desde el presente para adecuarlos o “apropiarse” de ellos y servir a una de las fracciones de la izquierda marxista de los años 70 y 80.

Es de este modo como Mariátegui termina utilizando el enfoque que del marxismo tenía Althusser en las décadas del 60 y 70, ajeno totalmente al marxismo que aquel desarrolla a partir de las entrañas de la particular y compleja realidad e historia peruana.

La conversión de Mariátegui en Althusseriano

Vistos estos antecedentes veamos ahora ¿Cómo es que Germaná y A. Quijano convirtieron a Mariátegui en una figura Althusseriana o precursora del estructuralismo marxista de Althusser?
Antes, habría que advertir –como lo hacen Germaná y Quijano- que la tesis del dualismo que se le atribuía  a Mariátegui consistía fundamentalmente en la existencia de dos estructuras independientes, una feudal y otra capitalista, noción asociada al pensamiento de organismos “desarrollistas” como de representantes del “comunismo oficial” y la “pequeña burguesía reformista”.

Lo que no dicen y conviene recordar es que esas mismas tesis que criticaban el dualismo, por lo menos en los casos de Stavenhagen y Gunder Frank, también señalan que esas estructuras, la pre capitalista y capitalista, son parte de un mismo proceso que, desde el colonialismo español, se encadenaban con el desarrollo del capitalismo mundial en una sola, la del capitalismo dependiente. 
  
Pues bien, lo que hacen Germaná y Quijano y reproducen sintéticamente en la entrevista con Roland Forgues (1992) es una interpretación de Mariátegui que reitera, bajo el enfoque y los conceptos del estructuralismo marxista desarrollado por Louis Althuser, las ideas centrales de quienes los antecedieron en la crítica del dualismo desconociendo cuestiones fundamentales de la historia de la historia del capitalismo y el colonialismo[39].  

La tesis del Dualismo en Mariátegui según Germaná y Quijano

César Germaná
Aníbal Quijano
“Para Mariátegui el eje central se encuentra en la idea de que se trata de una sociedad donde coexisten de manera contradictoria tres regímenes de producción: el capitalista, el feudal y el comunista primitivo. Como cada una de estas formas de producción no funciona de manera aislada una de la otra, sus características dependen de la manera en que se produce esa articulación contradictoria. En el período que sigue a la primera guerra mundial Mariátegui constata el predominio del capital en el conjunto de la formación social peruana; pero este predominio no se traduce en la eliminación de las formas de producción pre capitalistas. Todo lo contrario, estas se van a reorganizar y consolidar, de acuerdo a las necesidades y exigencias del capital.  (el subrayado es mío)[40].
“Mariátegui es probablemente sino el primero, en todo caso uno de los primeros, que logra entender el proceso […] no solo peruano, la formación de una estructura global hecha de elementos muy contradictorios, aun conflictivos. Elementos que en otras sociedades aparecieron de modo separado o en secuencia, pero que en este caso aparecían articulados mutuamente […] Lo que dice Mariátegui es que las distintas situaciones, feudalidad, servidumbre, capitalismo se articulan con sus contradicciones en una sola estructura, bajo el dominio del capital. (El subrayado es mío)”[41].   























Y en efecto, tal como se puede comprobar en el recuadro de lo planteado por  Germaná y Aníbal Quijano sobre el dualismo en Mariátegui, estos no solo incorporan el lenguaje y conceptos ajenos a su enfoque del marxismo, sino que se centran  –como mandaría Althusser- en la cuestión económica, en lo expresado por Mariátegui en el “Esquema de la Evolución Económica”, pasando por alto el hecho que el Amauta, contrario al “determinismo económico”[42], trata el tema del dualismo de la sociedad peruana considerando, además de La cuestión económica, el componente histórico de la realidad, las manifestaciones materiales y espirituales de la misma, sus cambios y  el papel fundamental que juega en todo esto el hombre, sea como protagonista individual o colectivo. Por supuesto, poniendo de relieve, en su visión marxista del Perú, las especificidades que este tiene frente a la realidad y la historia del resto de indoamérica y el mundo, en especial por haber sido la base de una raza y cultura que ha resistido por siglos el intento de avasallarla y hacerla desaparecer[43].

Es así que, mutilando la visión totalizadora de Mariátegui sobre el dualismo para encajarla en el “determinismo económico” que caracteriza el enfoque Althusseriano, Germaná y Quijano, alteran la cita o el texto que consideran principalmente para “interpretar” lo que sostiene Mariátegui sobre este histórico problema del dualismo en la sociedad peruana.

La cita en mención aparece en el Ensayo, “Esquema de la Evolución Económica”, en las conclusiones  de la sección referida al “carácter de nuestra economía” donde Mariátegui, luego de haber analizado la evolución de la economía peruana desde el surgimiento de la economía colonial sobre la base de la destrucción de la economía inkaica, sostiene lo siguiente:

Apuntaré una constatación final: la que en el Perú actual coexisten elementos de tres economías diferentes. Bajo el régimen de economía feudal nacido de la Conquista subsisten en la sierra algunos residuos vivos todavía de la economía comunista indígena. En la costa, sobre un suelo feudal, crece una economía burguesa que, por lo menos en su desarrollo mental, da la impresión de una economía retardada (los subrayados son míos)[44].  

Y bien, comparando lo sostenido por Germaná y Quijano sobre el dualismo en Mariátegui y el texto de lo expresado por éste en el Ensayo sobre el Esquema de la Evolución Económica, no es difícil constatar el modo en que, bajo el enfoque y los conceptos de Althusser, se desfigura lo sostenido Mariátegui respecto del dualismo de la sociedad peruana:

Dualidad: ¿dos o tres economías o regímenes de producción?

Para Mariátegui en ningún caso coexisten “de manera contradictoria” “tres regímenes de producción”, “elementos o situaciones contradictores de producción”[45], sino que “coexisten”, solo “coexisten”, “elementos de tres economías diferentes” bajo “dos regímenes económicos”, uno feudal, nacido de la conquista y otro, burgués, que establecido en la costa, da la impresión de una economía retardada”.

No es lo mismo referirse a los elementos de tres economías que a dos regímenes económicos. En el primer caso, Mariátegui se está refiriendo de modo general a las características de diversas economías, en el segundo en cambio, cuando se refiere a los regímenes económicos, señala la especificidad de estos, indicando que dentro de uno de ellos, el de la feudalidad, sobreviven algunos elementos (residuos) de la economía comunista indígena.

Por tanto mal puede entenderse, desde la perspectiva de Mariátegui, que el dualismo de la sociedad peruana pueda dar lugar a tres regímenes o modos de producción como sostienen Germaná y Quijano. Estos no solo han tergiversado el citado texto de Mariátegui, sino que han alterado su sentido sin considerar que en el mismo ensayo, objeto de su interpretación, el “Esquema de la Evolución Económica” Mariátegui sostiene claramente que los elementos fundamentales del régimen colectivista o socialista de los incas fue destruido por la conquista, veamos:

Hasta la conquista se desenvolvió una economía que brotaba espontánea y libremente del suelo […], una “organización colectivista, regida por los Inkas” [que] había enervado en los indios el impulso individual; pero había desarrollado en ellos, en provecho de este régimen económico, el hábito de una humilde y religiosa obediencia a su deber social[…]”
Los conquistadores españoles destruyeron, sin poder naturalmente reemplazarla, esta formidable máquina de producción. La sociedad indígena, la economía inkaica, se descompusieron y anonadaron completamente al golpe de la conquista[46].

Luego, prosiguiendo con el examen del Virreynato y lo que aconteció con la economía y sociedad Inka, Mariátegui expresó que:

El Virreynato señala el comienzo del difícil y complejo proceso de formación de una nueva economía. En este período España se esforzó por dar una organización política y económica a su inmensa colonia […] Sobre la ruina y los residuos de una economía socialista, echaron las bases de una economía feudal[47].

Esto confirma el sentido diferente que Mariátegui le da a los “elementos” de la economía y al “régimen económico”. En el caso del régimen económico del   Inkario lo que quedan son residuos, algunos elementos vivos, como se advierte en la cita de la economía comunista indígena, no el régimen económico que fuera destruido por la conquista y el colonialismo español. El dualismo solo implica dos regímenes económicos, no tres; uno, el de la economía feudal bajo el cual superviven residuos de la economía comunista indígena y, dos, el de la economía burguesa que se encuentra en crecimiento.

Citas tergiversadas o mal entendidas de Mariátegui, sin considerar su relación con el ensayo del que ha sido extraído y el resto de su obra no sirven para una rigurosa y objetiva interpretación del pensamiento de Mariátegui, menos aún si no se considera las condiciones históricas en que fue elaborado ese pensamiento, ajeno al enfoque y los conceptos de Louis Althusser. 
 
Pero, el real sentido respecto de los elementos o residuos del colectivismo o comunismo indígena dentro del régimen feudal no solo se sustenta en la histórica destrucción de lo que fue el Imperio Inka, según lo expuesto por Mariátegui, sino también en el hecho histórico que “el régimen medioeval [impuesto por el colonialismo español] , teórica y prácticamente, conciliaba la propiedad feudal con la propiedad comunitaria” aunque claro al precio de que “la comunidad sobrevivía, pero dentro de un régimen de servidumbre”[48].

En buena cuenta, conforme al texto y el sentido de lo expuesto por Mariátegui respecto del dualismo, lo que este sostiene es que coexisten elementos de tres economías diferentes pero, reducidos a dos regímenes económicos; uno el de la feudalidad colonial que había sometido dentro de su régimen los restos del socialismo o comunismo indígena y, dos, el capitalista, cuyo desarrollo principalmente en la costa, da la impresión de una economía retardada. Primera manifestación de que la interpretación que nos dan Quijano y Germaná sobre el dualismo parten de una falsa premisa que, constituye, a su vez, el modo en que, sin seguir la reglas de la comprensión o de la interpretación, tratan de que el pensamiento de Mariátegui alcance la mayor similitud posible con sus ideas.
 
2° Dualismo: ¿Coexistencia o coexistencia contradictoria de dos regímenes de producción?

Como se puede observar de las citas que hemos reproducido de Cesar Germana y Aníbal Quijano sobre lo expuesto por Mariátegui respecto del dualismo de la sociedad peruana, estos no solo modifican el sentido del dualismo en tanto se refiere a dos regímenes económicos o de producción y no a tres, sino que, además, le atribuyen haber sostenido que existe, en lugar de la coexistencia de dos regímenes económicos, la coexistencia sí pero, en una “articulación contradictoria” de diferentes regímenes de producción que finalmente se funden en una sola estructura, en una “formación económica social” bajo el dominio del capital[49].

Esto, aparte de ir contra el significado de lo que se entiende por “coexistencia”, es absolutamente falso y constituye una grosera tergiversación de lo expresado por Mariátegui o, para decirlo en términos menos duros y estrictamente académicos, su interpretación es un buen ejemplo de una vieja dolencia o error que se comete en la “reflexión histórica: razonar el pasado en función del presente, violar las reglas de la comprensión, cometer anacronismos” tal y como lo describe Alberto Flores Galindo . Veamos:

La coexistencia, término que utiliza Mariátegui para referirse a la convivencia simultánea, al mismo tiempo, de dos regímenes o entidades económicas, en coherencia con el buen uso del español[50] no es lo mismo que “la articulación contradictoria de tres  regímenes o modos de producción. Mientras en el primer caso, “desde las entrañas de nuestra historia”, Mariátegui al referirse a la “coexistencia” de la economía burguesa y la economía feudal en el Perú lo hace distinguiendo lo que era el desarrollo del capitalismo en el Perú colonial de lo que fue en los países independientes de Europa, en el segundo caso, el de la “articulación contradictoria”, aparte de atentar contra el significado literal de lo que es la coexistencia,  Germana y  Quijano no advierten la diferencia entre nuestra realidad y la realidad e historia europea.

En Europa, tal y como lo explica Mariátegui, la “revolución demo-liberal”, el desarrollo del capitalismo y la liquidación de la feudalidad, requirió de dos condiciones: “la existencia de una burguesía consciente de los fines e intereses de su acción y la existencia de un estado de ánimo en la clase campesina y, sobre todo, su reivindicación del derecho a la tierra en términos incompatibles con el poder de la aristocracia terrateniente. En el Perú, -prosigue Mariátegui –menos todavía que en otros países de América, la revolución de la independencia no respondía a estas premisas”[51]. Esto explicaría por qué Mariátegui habla de coexistencia y no de una impensable “articulación contradictoria”.

Además, según Mariátegui, la burguesía en el Perú, enlazada desde su origen con la clase terrateniente y actuando como intermediaria de los intereses del capital extranjero y, a pesar de toda una legislación liberal contraria a la servidumbre, endureció las condiciones en que se encontraba el indígena en la colonia[52] de modo tal que la “aristocracia terrateniente, si no sus privilegios de principio conservaba sus posiciones de hecho. Seguía siendo en el Perú la clase dominante (el subrayado es mío)[53].

De otra parte, no es menos cierto que en las condiciones antes descritas los gobiernos de la República no desarrollaron “una política dirigida en forma alguna a una distribución menos desigual e injusta de la tierra” contando, asimismo, con la “subsistencia de la conciencia extrasocial de los indígenas [que no oponía] a los intereses feudales del latifundismo las reivindicaciones de masas campesinas conscientes”[54].

Dentro de este panorama no había lucha ni contradicciones con el imperio inglés o norteamericano, la clase terrateniente “dominante”, una parte de ella, beneficiaria de la política fiscal y la explotación del guano y del salitre devino en burguesía asumiendo el cómodo papel de intermediaria de los intereses del imperialismo de turno, por lo demás, “la propiedad de la tierra –afirmaba Mariátegui- debida al virreinato, le había dado bajo la República la posesión del capital comercial”.

De otro lado, el capital imperialista así como tenía la colaboración, via el enganche y el yanaconazgo para resolver sus problemas de mano de obra por parte de la clase terrateniente feudal o semifeudal, esta se beneficiaba del tráfico comercial que, como en el caso de las lanas en el sur del país, les permitían lograr una renta adicional a la que ya obtenían a partir de sus tierras. Se dieron entonces así todas las condiciones que hacían posible la “coexistencia” antes que la contradicción entre un régimen económico y otro. 

Ninguna de estas cuestiones, consistentes con la coexistencia de dos economías en la realidad peruana, eran desconocidas para Germaná o Quijano pero, al haber “interpretado” el pensamiento de Mariátegui con un enfoque ajeno a su contexto, el de Althusser o el estructuralismo marxista y, con el propósito de ajustarlo o acomodar lo dicho por Mariátegui a sus propias ideas, perdieron de vista u omitieron las razones históricas que explicaban la coexistencia de dos economías o regímenes económicos y por supuesto, el dualismo de la sociedad peruana. Todo esto sin reparar, además, que entre las conclusiones a las que llega Mariátegui en el Esquema de la Evolución Económica, este sostiene que en el Perú “los  elementos morales, políticos, psicológicos del capitalismo no parecen haber encontrado su clima”[55].   

Las razones del dualismo y las fantasías respecto de la “articulación” y el papel del imperialismo.

Sin embargo, el problema de la interpretación de lo expresado por Mariátegui en la cita que hemos reproducido no termina aquí. Para Germaná y Quijano esa “articulación contradictoria” de tres regímenes económicos constituyen, después de la primera guerra mundial, una sola estructura en la formación económica social del Perú, estructura que se desarrolla bajo el dominio o la lógica del capital imperialista[56]; la misma conclusión a la que llega A. Gunder Frank pero, bajo la teoría de la dependencia.

Para afirmar esto último ¿en que se basan? En que en el Período Republicano lo que domina al país y no deja lugar a un régimen de libre concurrencia es el imperialismo. Esto es cierto y está incluido en el examen que hace Mariátegui del colonialismo económico que iniciado por el dominio español, continuó luego bajo el dominio del capital extranjero, inglés y norteamericano, los mismos que se consolidan como capital imperialista a comienzos del siglo XX. Esto lo reitera en otros ensayos y trabajos, pero tomada la obra de Mariátegui en su conjunto y en particular la tesis del dualismo, en ningún caso el dominio del capital imperialista liquida la feudalidad.

No existe trabajo alguno donde Mariátegui sostenga que, bajo el concepto, término o enfoque de articulación, el dualismo de la economía peruana se funde en una sola estructura bajo el dominio del capital imperialista. Lo que sí existe, de modo reiterado y consistente con el principio de que los cambios en la sociedad y su historia no son ni pueden ser ajenos a la lucha de clases, es la continua alusión al hecho que la burguesía, solidaria con los intereses del imperialismo no está en condiciones materiales ni espirituales para llevar a cabo una política liberal que liquide la feudalidad.

En efecto al tratar específicamente sobre el “Punto de Vista Anti-imperialista” sostiene que el “el capitalismo imperialista utiliza el poder de la clase feudal, en tanto que la considera la clase dominante. Pero sus intereses económicos no son los mismos” y, en esta medida, no serían contrarios a la “expropiación de los latifundios, la liquidación de los privilegios feudales” pero, en el campo político, el leguiísmo que “reclama contra la feudalidad y sus privilegios” en la práctica se muestra “tímido” “ante los intereses de los latifundistas y gamonales que en gran parte le prestan su apoyo”[57]. En otras palabras, los intereses del capitalismo imperialista, no son suficientes para reemplazar el papel que debiera cumplir la burguesía local, intermediaria, para una reforma demo-liberal que liquide el pasado colonial y feudal.

Por otra parte, Mariátegui en los “Principios Programáticos del Partido Socialista”  sosteniendo categóricamente que el “capitalismo se encuentra en su estadio imperialista” , el capitalismo de los monopolios, del capital financiero, de las guerras imperialistas […]  sostiene, asimismo, las razones de por qué en esta etapa no se ha liquidado la feudalidad:

La economía pre-capitalista del Perú republicano que, por la ausencia de una burguesía vigorosa y por las condiciones nacionales e internacionales que han determinado el lento avance en la vía capitalista, no puede liberarse bajo el régimen burgués, enfeudado a los intereses imperialistas, coludido con la feudalidad gamonalista y clerical, de las taras y rezagos de la feudalidad colonial.
El destino colonial del país reanuda su proceso. La emancipación del país es posible únicamente por la acción de las masas proletarias, solidarias con la lucha anti-imperialista mundial. Solo la acción proletaria puede estimular primero y realizar después las tareas de la revolución democrático-burguesa que el régimen burgués es incompetente para desarrollar y cumplir[58].

Visto lo expresado por Mariátegui sobre el imperialismo dentro de la economía peruana en esos momentos, finales de la década del 20 en el siglo pasado, y por supuesto considerando el análisis de clases, reitera el hecho que bajo el poder que ejerce el capital imperialista sobre la economía del país y el crecimiento del capitalismo, la burguesía no está en condiciones de liberar al país “de las taras y rezagos de la feudalidad colonial”, ergo subsiste el dualismo cuya existencia había planteado Mariátegui al caracterizar la situación en que se encontraba la economía al momento de escribir sus Ensayos.

Y esta cita no puede entenderse de otra manera porque, tras el examen del papel de las clases existentes en el país y su lucha, expresa, también de modo categórico que, a falta del espíritu democrático liberal de nuestra burguesía, le toca al proletariado, en solidaridad con la lucha anti-imperialista”, “estimular y realizar después las tareas de la revolución democrático-burguesa […]   

Ahora bien, ¿cómo es que la “articulación”, no las clases sociales ni su lucha, logra que el capital se convierta en la lógica que define lo feudal y lo capitalismo en una sola estructura? No hay modo de explicarlo aunque de hecho, si se sigue la lógica Althusseriana, la historia, la realidad y sus protagonistas, importan poco o nada frente a las estructuras y conceptos como el de “articulación”[59].

Todo indica que las citas y la interpretación que hacen Germaná y Quijano sobre el dualismo de la sociedad peruana, hechas con el propósito de que el pensamiento de Mariátegui se ajuste a sus ideas, llegando a negar inclusive que Mariátegui haya sostenido tal tesis[60] es resultado, además, de lo que ya Mariátegui había notado en sus detractores, en especial cuando, en extenso, trata sobre los problemas del indio, de la tierra y la feudalidad, una de las caras del dualismo: “no entienden sin duda la diferencia orgánica, fundamental, que existe entre una economía feudal o semifeudal y una economía capitalista (El subrayado es mío)”[61].  
   .  












[20] Én realidad la discusión sobre Mariátegui y su obra empezó el año 1930 inmediatamente después de su muerte, pero en los 60, cuando se produce el movimiento de la “nueva izquierda” contraria al comunismo oficial representado por el Partido Comunista Peruano, dependiente de la Moscú, se inició un largo proceso por el cual se trataba de reivindicar el pensamiento de Mariátegui sustrayéndolo del “reformismo” o “revisionismo”. Este itinerario en la interpretación del pensamiento de Mariátegui es muy bien descrito por: FLORES, Alberto. 1980 “El Mariateguismo: Aventura Inconclusa”. En: Alberto Flores Galindo. Obras Completas. Tomo II. Lima. Fundación Andina/SUR.  Págs.577- 592. SUR. 
[21] Ídem: Págs. 582-583.
[22] Véase: FLORES, Alberto. 1989. “Para Situar a Mariátegui” .En: FLORES, Alberto. 1994. Obras Completas. Tomo II. Págs.549-562.; QUIJANO, Aníbal. 1981. Reencuentro y Debate. Una Introducción a Mariátegui. Lima. Mosca Azul Editores. Págs.9-50.
[23] Véase: FLORES G. Alberto. 1988. “Socialismo y Problema Nacional en el Perú”. En: Tiempo de Plagas. Pág. 48.  También: FORGUES, Roland. 1995. “Peruanidad y Nacionalidad” En: FORGUES, Roland. Mariátegui: La Utopía Realizable. Lima. Empresa Editora Amauta. Págs. 41-76.
[24] Luego de la Polémica con Haya y el consecuente distanciamiento, Mariátegui en el Editorial de Amauta, N° 17 de Setiembre de 1928, Aniversario y Balance, escribiría que en esos momentos o, en esa época no cabían terceros términos, lo que estaba en juego eran dos sistemas, dos ideas; “Capitalismo o Socialismo. Este es el problema de nuestra época. No nos anticipamos a las síntesis, a las transacciones, que sólo pueden operarse en la historia”. MARIÁTEGUI, José Carlos. Ideología y Política. 1975. Colección Obras Completas. Sexta Edición. Volumen 13. Lima. Librería Editorial Minerva. Págs. 246-250.
[25] MARIÁTEGUI, J.C. 1957. “Advertencia”. En: 7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana. Quinta Edición. Lima. Edit. Amauta. Pág. 8.
[26] Precisamente allí donde Mariátegui expone su posición respecto del marxismo como un método revolucionario frente a los críticos de entonces -Henri de Man- sostiene que “en vez de procesar al marxismo por retraso e indiferencia respecto a la filosofía contemporánea, sería el caso, más bien, de procesar a ésta por deliberada y miedosa incomprensión de la lucha de clases y del socialismo”. Esta afirmación no fue ajena a sus posiciones contrarias al dogmatismo, el cientificismo y el positivismo que combate enérgicamente, tanto así que, en su “Mensaje al Congreso Obrero” realizado en Lima en 1927, tal y como lo cita con acierto Roland FORGUES, Mariátegui sostuvo que “El marxismo es un método que se apoya íntegramente en la realidad, en los hechos. No es como algunos erróneamente suponen, un cuerpo de principios de consecuencias rígidas, iguales para todos los climas históricos y todas las latitudes sociales. Marx extrajo su método de la entraña misma de la historia. El marxismo en cada país, en cada pueblo, opera y acciona sobre el ambiente, sobre el medio, sin descuidad ninguna de sus modalidades”. Es así que Mariátegui, frente a las posturas dogmáticas de la III Internacional, al analizar las clases y su lucha en el Perú no escatimó esfuerzos para demostrar la íntima relación que existía entre problema indígena como clase social y el  problema de la raza y cultura de los pueblos del Inkario. Véase: MARIÁTEGUI, J.C. 1974. Defensa del Marxismo. Sexta Edición. Lima. Edit. Amauta. Págs. 39-47 y, FORGUES, Roland. 1995. Mariátegui. La Utopía Realizable. Lima. Edit. Amauta. Pág. 29.  
[27] Al respecto, Mariátegui señalaría dos cuestiones: a) el hecho que después de la independencia y la reanudación del tráfico comercial con Europa, el Perú no logra por su ubicación geográfica, aprovechar en ese momento la influencia de una nueva etapa en el desarrollo del mundo, la del capitalismo, “para adquirir gradualmente la función y la estructura de la economía europea” […]“en este período, el proceso histórico del Perú entra en una fase de diferenciación y desvinculación del proceso histórico de otros pueblos de Sudamérica (El subrayado es mío)” y b) la constatación de que el problema del indio, como parte del problema de las razas en América latina, no tiene en todos los países las mismas características, proporción e influencia “pero en países como el Perú y Bolivia, y algo menos el Ecuador, donde la mayor parte de la población es indígena, la reivindicación del indio es la reivindicación popular y social dominante”. MARIÁTEGUI, José Carlos. Óp.cit. Págs. 13-15 y MARIÁTEGUI, José Carlos. 1975. “El Problema de las Razas en América Latina”, en: Ideología y Política. Sexta Edición. Lima. Librería Edit. Minerva. Pág. 32.    
[28] MARIÁTEGUI, J.C. Óp.cit. Pág. 18.  
[29] Véase: GERMANÁ, Cesar. 1992. “Volver a Comenzar” y QUIJANO, Aníbal. 1992. “El Tiempo de la Agonía”. Entrevistas realizadas y publicadas por: FORGUES, Roland. 1993. Perú. Entre el Desafío de la Violencia y el Sueño de lo Posible. Lima. Minerva. Págs. 111-119 y 287-307.
[30] Véase: GERMANÁ,  Cesar. 1977. “La Polémica Haya de la Torre-Mariátegui: Reforma o Revolución en el Perú”. En: Análisis. Cuadernos de Investigación. Lima. N° 2-3. Abril-Diciembre 1977. Págs. 143-179 y, QUIJANO, Aníbal.
[31] Al respecto véase: CAFFERATA, Alfredo. 1982. La Polémica Haya Mariátegui: pequeña burguesía y proletariado ante la cuestión del partido. Lambayeque. Instituto de Estudios Sociales Naylamp ( Mimeo). Este trabajo fue presentado como ponencia en el 1er Congreso de Sociología realizado en la Universidad Nacional José Faustino Sánchez Carrión de Huacho en mayo de 1982.
[32] A este proceder como ya se dijo anteriormente Flores Galindo la identificó como el “anacronismo histórico”, cuestión que constituye “un viejo problema de la reflexión histórica: examinar o reflexionar sobre el pasado en función del presente [violando] las reglas de la comprensión”. FLORES, Alberto. 1980. “El Mariateguismo: Aventura Inconclusa”. En: FLORES, Alberto. 1994. Págs. 582- 583
[33] GERMANÁ, César. Óp.cit: Págs. 159-160 y 162-163.
[34] QUIJANO, Aníbal. 1981. Reencuentro y Debate. Una Introducción a Mariátegui. Lima. Edit. Mosca Azul. Págs. 53-61.
[35] Ídem. pág. 84.
[36] Sobre el estructuralismo marxista de Althuser véase: ALVIRA, Pablo. 2010. “EPISTEMOLOGÍA Y CIENCIA HISTÓRICA EN LA POLÉMICA THOMPSON — ALTHUSSER”En:   Revista de Historia Actual. Universidad de Cádiz-España. N°8. Págs. 141-152.  < http://www.academia.edu/6806044/_Historia_vs._Teor%C3%ADa_Epistemolog%C3%ADa_y_ciencia_hist%C3%B3rica_en_la_pol%C3%A9mica_Thompson_-_Althusser> Consulta 08-06/2017. FLORES, Alberto. 1982. “Miseria de la Teoría”. En. FLORES, Alberto. Obras Completas Tomo V. Lima. SUR Casa de Estudios del Socialismo. Págs. 312-316. En lo que se refiere al estructuralismo y el método seguido por A. Quijano véase: SULMONT, Denis. 1989. “El Enfoque Estructural”  Texto inédito elaborado como parte una reflexión crítica a los diferentes enfoques de análisis de la problemática laboral en el Perú. Departamento de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Católica del Perú, En: <  http://www.academia.edu/16187248/Enfoque_estructural> Consulta: 08/10/2017.
[37] Sin tratar de interpretar a Mariátegui, siguiendo claramente el enfoque Althusseriano, Rodrigo Montoya en su Tesis Doctoral de 1970, fue quien dio el primer importante empujón a la tesis según la cual los variados modos de producción precapiitalistas y el capitalismo existentes en la sociedad peruana constituían una sola estructura articulada y dominada por el modo de producción capitalista. A esto le llamó el carácter predominantemente capitalista de la sociedad peruana. Véase: MONTOYA, Rodrigo. 1978. .Acerca del Carácter Predominantemente Capitalista de la Economía Peruana (1960-1970). 2da Edición. ”Lima. Mosca Azul Editores. 
[38]  Véase: GERMANÁ, César. Óp.cit. Págs. 177-178  y QUIJANO, Aníbal. Óp. Cit. Págs. 99-101
[39] Sobre los antecedentes del debate propiciado por Stavenhagen y Gunder Frank respecto de la dualidad, véase: CAFFERATA, Alfredo. 2017. “El Dualismo de la Sociedad Peruana: Clave Polémica en la Historia y Futuro del Perú”. En: Cátedra Libre de Sociología. Consulta: 22/06/2017. < http://catedralibredesociologia.blogspot.pe/>
[39] Véase al respecto. MARIÁTEGUI, J.C. 1974. Defensa del Marxismo Lima. Empresa. Editora Amauta. “El Determinismo Marxista”. Págs. 66-77.
[40] GERMANÁ, Cesar. Págs. 111-112.
[41] QUIJANO, Aníbal. Pág. 298.
[42] QUIJANO, Aníbal. Pág. 298.
[43] Sobre el método marxista y el dualismo en Mariátegui  véanse principalmente las dos primeras secciones del siguiente trabajo: FORGUES, Roland. 1995. Mariátegui. La Utopía Realizable. Lima. Emp. Edit. Amauta. Págs. Págs. 66-77. 
[44] MARIATEGUI, J.C. “Esquema de la Evolución Económica”. Óp. Cit. Págs. 22-23.
[45] Si bien es cierto Quijano en su respuesta a Roland Forgues, se refiere a “situaciones” no regímenes de producción, en un trabajo ya citado, examinando la tesis del dualismo sostiene enfáticamente, interpretando precisamente esta cita de Mariátegui, que “en otros términos, tres modos de producción coexisten en el Perú najo la “hegemonía de la costa, esto es del capitalismo […]  QUIJANO, Aníbal.  Óp. Cit. Pág. 82
[46] MARIÁTEGUI, J.C. Óp.cit. Pág. 9.
[47] Ibíd. Pág. 10.
[48] MARIÁTEGUI. José Carlos. 1957 “El Problema de la Tierra” En: 7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana. 5a Edición. Lima. Edit. Amauta. Págs. 53-55.
[49] Nótese el gran parecido con lo que le atribuían André Gunder Frank y Stavenhagen al dualismo, teoría que rechazan, para reemplazarla por la del dominio que el capitalismo ejercía, desde la Colonia, sobre las relaciones pre capitalistas y capitalistas de las sociedades de centro y Sudamérica
[50] Según la Real Academia Española de la Lengua, coexistencia significa: “Existencia de una persona o de una cosa a la vez que otra u otras”.  
[51] MARIÁTEGUI, José Carlos. Óp.cit. Pág. 56.
[52] Al respecto Mariátegui en la “Sumaria Revisión Histórica” incluida en el Ensayo sobre “El Problema del Indio”. sostiene que “A la república le tocaba elevar la condición del indio. Y contrariando este deber, la República ha pauperizado al indio, ha agravado su depresión  y ha exasperado su miseria […] La feudalidad criolla se ha comportado, a este respecto, más ávida y más duramente que la feudalidad española”.  Ídem. Pág. 30,
[53] Ídem. Pág. 58. 
[54] Ídem. Págs.62-63.
[55] Ídem. Pág. 28.
[56] Véase: GERMANÁ, Cesar. Óp. Cit. Págs. 159-163 y QUIJANO, Aníbal. Óp.cit. Págs. 81-83
[57] MARIÁTEGUI, José Carlos. 1957. Sexta Edición. Ideología y Política”. Lima. Edit. Amauta. Págs. 92-93.
[58] Ídem. Págs. 160-161.
[59] Véanse las conclusiones de la crítica que se hace al enfoque Althusseriano del marxismo en: ALVIRA, Pablo. Óp.cit. Pág. 151
[59] Germaná sostiene que desde su “punto de vista no se puede hablar de una interpretación dualista del Perú por parte de Mariátegui”, asimismo, Quijano afirma categóricamente que “Mariátegui no postulaba ningún dualismo, sino al contrario”.
[60] Véanse las entrevistas que Roland FORGUES (1993) les hace y publica en su libro: Perú. Entre el Desafío de la Violencia y el Sueño de lo Posible. Lima. Edit. Minerva. Págs. 112 y 298 respectivamente.
[61] MARIÁTEGU, J.C. Óp. Cit. Pág. 88.