La muerte del Presidente Hugo Chávez de Venezuela es un
acontecimiento internacional. En ese nivel y dentro de nuestro país este hecho
ha desatado un sinnúmero de comentarios que, junto a aquellos que deifican su
figura, hay otros que con los más duros calificativos se alegran por su muerte.
Esto ha despertado la inquietud de una joven colega que me pregunta ¿por qué la
muerte de un líder político como Hugo Chávez despierta tanto odio?
No pude dar una respuesta inmediata y habiendo quedado con el
encargo de reflexionar sobre este asunto en CÁTEDRA LIBRE no encontré mejor fuente
de apoyo que la que proporciona Thomas Hobbes en el Leviatán. Partiendo de este punto de vista, esto es que
la humanidad tiende, por desconfianza, a vivir en un estado permanente de
guerra, de sometimiento de unos otros mediante la violencia[1]
considero que lo que sigue ayuda a dar una respuesta objetiva a las razones por
las que la muerte del Presidente Venezolano ha dado lugar a las aludidas expresiones
de odio.
El liderazgo de Hugo Chávez y su
principal enemigo
Partiendo del liderazgo internacional que alcanzó el
Presidente Chávez en el desarrollo de una corriente especialmente en contra de
la política exterior de EEUU , me atrevo a sostener que el odio hacia el ex Presidente
Venezolano es producto de la forma en que enfrentó a EEUU país que se
caracteriza por la forma en que - incluida la guerra o invasión a otros países
- extiende y demuestra al mundo su extraordinario poder económico, político y
militar y su desprecio por la libertad y derecho de otras naciones.
Téngase en cuenta que gran parte de las guerras y la
violencia que hoy se desarrolla en el mundo, sin que las Naciones Unidas puedan
hacer efectivas las reglas del Derecho Internacional, se deben a las políticas
de EEUU por extender su dominio y el de sus aliados a zonas que
estratégicamente pueden afectar su desarrollo.
Esto acreciente su poder en todos los sentidos, pero a la vez
-siguiendo el razonamiento de Hobbes- provoca que mientras unos países buscan,
con fines de preservación, ser aliados de esta potencia, otros en cambio solos
o tejiendo alianzas estratégicas lo enfrentan como medio de defensa.
En el caso del Gobierno de Hugo Chávez este no solo actuó
agresivamente contra EEUU y sus aliados, sino que promovió en América Latina un
movimiento defensista frente al coloso norteamericano, cuestión que lo colocó
como enemigo declarado de esta potencia. En estas circunstancias, el odio hacia
la persona de Hugo Chávez ha sido alimentado por quienes políticamente se
sienten amigos de EEUU y enemigos de quienes atacan a esta potencia, entre
ellos Hugo Chávez.
Otras razones para odiar a Chávez
Lo expuesto, siguiendo el razonamiento de Hobbes, es
insuficiente para explicar el odio que se centró y expresó políticamente en la
figura del líder Venezolano. Las posiciones políticas de Hugo Chávez
cuestionaban y ponían en riesgo la estabilidad y el desarrollo de las políticas
neoliberales en las que EEUU tiene claro liderazgo, de manera que aun cuando
muchos no se consideren protegidos o aliados de esta potencia, el solo hecho de
sentirse amenazados en la estabilidad o los beneficios económicos obtenidos por
aquellas políticas los impulsa a sentirse enemigos de un liderazgo que ponía en
entredicho lo que venían logrando.
Por otra parte y en un contexto donde los supuestos “anti” y
“pro” tienden a ocupar buena parte del espacio político, el liderazgo de Hugo
Chávez ha significado también una posición dura frente a las debilidades o a la
insuficiencia de las democracias latinoamericanas para resolver los agudos
problemas que surgen de las diferencias y conflictos sociales y culturales que
han sido agudizadas por las políticas que sobre todo han prevalecido en la explotación
de recursos naturales.
En esta situación, amenazadas las concepciones conservadoras
sobre la democracia y la política económica, quienes prefieren el statu quo
antes que cualquier reforma política que ponga en riesgo sus intereses
materiales han considerado que Chávez no solo es enemigo de EEUU y sus aliados,
es enemigo también del neoliberalismo y de la democracia, es un antisistema y,
bajo estas consideraciones su muerte les ha producido una sensación de alivio
que se confunde con la preocupación por lo que ocurrirá y con el odio que su
liderazgo despertó entre estos mucho antes de su anunciada desaparición.
Limitaciones de la respuesta
No comparto plenamente la perspectiva política de Hobbes
sobre todo en lo que respecta a su manera de ver o comprender la naturaleza
humana. El mundo contemporáneo no solo tiene claros ejemplos de intolerancia,
de contradicciones que conducen a los pueblos a todos los extremos de la guerra
con los medios más sofisticados de eliminación, también tiene ejemplos de
liderazgos que, movilizando a sus pueblos buscan que la libertad y la igualdad sean,
como en sus orígenes, ideales revolucionarios que se conjugan en una democracia
política y económica que demanda justicia, justicia social.
En este sentido, así como pueden haber expresiones de odio
hacia Chávez, bajos otras formas de ver la política y los cambios que se deben
dar en el mundo, hay quienes no ven en Chávez un enemigo, que más bien tratan
de comprender lo que hay detrás de su liderazgo para emprender por diferentes caminos,
ese viejo anhelo porque el Estado genere las condiciones de igualdad que hagan
posible que la libertad se centre fundamentalmente en los poderes de una minoría.
[1]
Dice Hobbes en el LEVIATAN: “De la desconfianza, la guerra. Dada esta situación
de desconfianza mutua, ningún procedimiento tan razonable existe para que un
hombre se proteja a sí mismo, como la anticipación, es decir, el dominar por
medio de la fuerza o por la astucia a todos los hombres que pueda, durante el
tiempo preciso, hasta que ningún otro poder sea capaz de amenazarle. Esto no es
otra cosa sino lo que requiere su propia conservación, y es generalmente
permitido. Como algunos se complacen en contemplar su propio poder en los actos
de conquista, prosiguiéndolos más allá de lo que su seguridad requiere, otros,
que en diferentes circunstancias serían felices manteniéndose dentro de límites
modestos, si no aumentan su fuerza por medio de la invasión, no podrán
subsistir, durante mucho tiempo, si se sitúan solamente en plan defensivo. Por
consiguiente siendo necesario, para la conservación de un hombre aumentar su
dominio sobre los semejantes, se le debe permitir también.”
En: http://eltalondeaquiles.pucp.edu.pe/sites/eltalondeaquiles.pucp.edu.pe/files/Hobbes_-_Leviatan.pdf